Quieren arraigo para dueño de Gallos Blancos
MÉXICO, D.F., 11 de febrero de 2014.- La detención de Tirso Martínez Sánchez realizada el pasado fin de semana en la ciudad de León, Guanajuato, se debió a un descuido del propio hombre, de ese modo sus intentos por mantener un bajo perfil los pasados años resultaron en vano.
Según información de Reforma, el presunto narcotraficante logró esconderse con éxito durante años, pues se había tomado demasiado en serio asumir un perfil bajo.
El presunto socio de Ignacio “Nacho” Coronel y Joaquín “El Chapo” Guzmán andaba en un vehículo Atos color gris con placas de Guanajuato, en el que nadie reparaba, y se hacía llamar Luis Ángel Aguilar, según información de sus captores de la Policía Federal.
“Luis Ángel Aguilar” renunció a la opulencia y a vivir en mansiones, para ubicarse en departamentos de clase media en La Martinica, asimismo decidió bajar de peso, para alejarse un tanto de la imagen que se conocía de su persona, a través de las fotografías difundidas hace una década, durante un partido del Irapuato.
Sin embargo el inicio del fin para quien también era conocido como “El Futbolista” inició hace seis meses, cuando a la Policía Federal le encomendaron concretar la orden de detención provisional con fines de extradición, derivada de una orden de captura de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Los federales se avocaron a rastrear servicios financieros, redes de vínculos, llamadas telefónicas e infiltraron agentes encubiertos. Según datos recabados, primero identificaron a uno de los supuestos administradores de “El Futbolista”.
Le dieron un seguimiento y luego ubicaron a un sujeto que coincidía con las características del objetivo que buscaban: alguien mayor de 40 años, estatura aproximada de 1.75 metros y con rasgos similares a los descritos.
Hubo una sorpresa al inicio pues quienes lo vigilaban observaron que viajaba en un carro muy barato, que no vivía en colonias lujosas y no era ostentoso. Se ocultaba en un conjunto de departamentos de la colonia La Martinica, donde era visitado por varias personas.
El 2 de febrero, a las 11 de la mañana, los federales decidieron actuar e interceptaron a “El Tirso” en la entrada de la colonia.
Sin mediar el uso de la fuerza, le informaron que debían detenerlo porque había una orden de captura.
“Yo sólo soy un trabajador de cobranza administrativa, no entiendo por qué me arrestan”, les dijo a los agentes.
Enseguida, se apresuró a sacar su cartera para mostrarles una credencial con el nombre de Luis Ángel Aguilar, un documento apócrifo.
Los policías observaron que en su billetera también portaba una copia fotostática de su CURP con el nombre de Tirso Martínez Sánchez. En ese momento aceptó ser la persona que buscaban.
Su siguiente parada fue el Penal Federal del Altiplano, en el Estado de México.
Sorprende captura a vecinos
Sorprendidos y temerosos se mostraron vecinos de la colonia La Martinica al enterarse que vivían cerca de uno de los presuntos narcotraficantes más buscados por autoridades nacionales e internacionales, Tirso Martínez Sánchez.
La detención ocurrió en tiempos de la Feria León 2014, y debido a la cercanía de la colonia, los vecinos jamás sospecharon que el movimiento de policías federales era parte de un operativo de esa envergadura.
“Sabíamos que andaban por aquí federales buscando y preguntando, pero jamás nos imaginamos quién era nuestro vecino”, señaló una comerciante.
Aunque algunos aseguran que saben dónde ocurrió el operativo, prefirieron guardar silencio para evitar problemas.
La casa o departamento donde vivía Tirso Martínez Sánchez alias “El Futbolista”, se encontraba sobre la calle Antonio “La Tota” Carbajal, antes llamada Olimpo, de acuerdo con distintos testimonios.
Desde temprano, la gente comenzó a comentar la noticia.
“Ya no sabemos con quién vivimos, es de dar miedo a quién saludas en la calle”, mencionó otra vecina que salió de casa sólo a la tienda.
Locatarios de la zona recordaron que durante varios días estuvieron hombres sospechosos indagando y aunque se hacían pasar por personas normales, era muy evidente su presencia.
“Se notaba que eran judiciales o federales, venían a comprar algo y se notaba que escondían la pistola, pero como había feria pues pensamos que se trataba de la seguridad de cada año”, relató otro locatario.
Vinculan a capo con el futbol
Tirso Martínez Sánchez, detenido en León el domingo 2 de febrero, estaba ligado al lavado de dinero en los equipos Irapuato, Celaya y Querétaro, de acuerdo con versiones periodísticas.
Martínez, alias “El Futbolista” o “El Tío”, era buscado desde 2007 por las autoridades de Estados Unidos, con orden de extradición.
En junio del 2004, el periódico Reforma denominó a Martínez Sánchez como ‘El Señor del Bajío’ e informó que los equipos Cajeteros del Celaya y Tlaxcala, que jugaban en la Primera División ‘A’, y el Irapuato, que estaba en Primera, pertenecían al mismo grupo, pero que prácticamente nadie sabía quién era el inversionista principal.
“Ellos son del mismo dueño, pero no sé a qué se dedique, es una persona de Guadalajara a la que todos le llaman ‘El Señor’, dicen que el ‘El señor’ para acá y el ‘Señor’ para allá pero nunca se ha aparecido en ninguna parte y no se sabe quién es”, señaló en ese entonces una fuente de un club de Primera A.
En Irapuato se le señalaba como dueño del equipo de futbol, junto con el joyero Kléber Mayer, pero tampoco se le identificaba.
“El Tío” era conocido de nombre, pero no en persona por los integrantes de los “Hijos de la Mermelada”, reveló uno de sus integrantes, quien solicitó el anonimato.
Asegura que sabían de “El Tío” porque los jugadores lo nombraban y porque la directiva les hablaba de ese empresario que venía de Querétaro para apoyarlos.
En julio de 2004, la Femexfut desapareció al Querétaro y al Irapuato y les cerró las puertas a los hermanos Alejandro y Jorge Vázquez Mellado, quienes pretendieron revivir la primera de dichas franquicias.
Los Vázquez tuvieron tratos con el presunto lavador colombiano Paul Solórzano o “Geovanni Ávila”.
Martínez y Solórzano fueron señalados por un testigo en Estados Unidos de ser parte de una red que lavaba dinero transfiriendo jugadores de Colombia en sociedad con la Promotora Internacional Fut Soccer, propiedad de Guillermo Lara.
Uno de esos pases fue el del colombiano Carlos Gutiérrez del Millonarios de Medellín al Necaxa.
Visitaba estadio en Irapuato
Tirso Martínez Ramírez era conocido de nombre, pero no en persona por los integrantes de los “Hijos de la Mermelada”, reveló uno de sus integrantes de la porra, que pidió el anonimato.
Asegura que sabían de “El Tío”, porque los jugadores lo nombraban y porque la directiva les hablaba del empresario.
Recordó que “El Tío” visitó en 2002 y 2003 en varias ocasiones el Estadio Sergio León Chávez. A bordo de camionetas doble cabina, de lujo y con dos equipos de guardias armados.
Ahí, Tirso o José Martínez subía al palco principal y veía los juegos como local del Irapuato en la Liga de Ascenso.
Su aspecto era peculiar, un hombre de aproximadamente 1.75 m de altura, con ropa llamativa y joyería en manos y cuello. No cargaba más que una pequeña bolsa de piel bajo el brazo, comentó el porrista.
Todos murmuraban de él, que era el dueño, pero nadie lo afirmaba de manera oficial.
Así como llegaba, “El Tío” salía fuertemente custodiado del estadio mundialista, siempre acompañado por Kléber Meyer, en aquel entonces directivo del Club Irapuato.
En Celaya, desconocido
En Celaya nadie conocía a Tirso Martínez Sánchez, un dueño anónimo que de un día para otro compró equipos, nombró a sus representantes legales ante la Primera ‘A’ y no recibió objeción alguna de parte de los altos directivos de la Federación Mexicana de Futbol.
“De Celaya es una sociedad anónima se me escapa el nombre, pero en la Primera ‘A’, están registrados los datos”, indicó en aquel entonces Enrique de la Garza, presidente de la Primera ‘A’.
En la Primera sólo se tenía registrado a Celaya como Promotora Deportiva Celaya A.C.
Ni siquiera en Celaya lo ubicaban, ante la discreción que procuraba guardar y la alta seguridad que lo acompaña a todas partes.
“Lo único que sabemos es que es una persona baja de estatura, por lo que se puede ver, llega al club en camionetas grandes con vidrios polarizados y rodeado de varios guaruras que lo cuidan por todos lados”.