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Por controversia, sólo Chihuahua y Coahuila están sin libros: AMLO
A menos de tres semanas de que se inicie el ciclo escolar 2023-2024 para preescolar, primaria
y secundaria, arrecia el debate sobre el contenido de los libros de texto gratuitos que recibirán
millones de alumnos, sin que los funcionarios públicos, incluido el presidente de la República,
acierten a aclarar por qué ahora, en el último año de gobierno, urge imponer un nuevo modelo
educativo.
Lo de la nueva escuela mexicana no es de poca importancia, pero la verdadera prisa es
trascender en la historia: dejar asentado en los millones de libros de texto que produjo y
distribuye la SEP la existencia de la Cuarta Transformación (4T), cuyo líder fue Andrés Manuel
López Obrador.
Un ejemplo de «la urgencia» ya la había dado el libro de texto impreso por la SEP, México.
Grandeza y diversidad, presentado en enero de 2022, donde se le dedica al presidente y su
movimiento el capítulo XX, bajo el título: Una nueva esperanza, donde se asienta que la llegada
de López Obrador a la presidencia se vivió como un “éxtasis societario, epifanía, trance” (como
la llegada del niño Jesús).
Así o más desmesurado y subjetivo el aval del historiador Armando Bartra en su texto alegórico
para celebrar la victoria del morenista, incluye frases como: “En 2006 no fue suficiente,
tampoco en 2012, en 2018 por fin se pudo. Y es que el revertido desafuero proyectó a López
Obrador como la cabeza de un amplio movimiento ciudadano, como el líder más destacado de
las izquierdas y, para muchos, como el futuro salvador de la nación” …»antes México estaba
plagado de corrupción y retroceso».
Hace año y medio, Diego Prieto Hernández, director general del INAH, en la citada
presentación informó que en la elaboración de ese libro participaron 30 especialistas en
historia, antropología y otras disciplinas, se imprimieron 120 mil ejemplares que serían
repartidos en escuelas públicas.
En la divulgación de la visión histórica de la 4T, dijo, colaboraría el FCE poniendo en circulación
10 mil ejemplares, y estaría disponible en formato digital para ser descargado de manera
gratuita por cualquier persona. Sólo faltaba que los quisieran vender, luego del uso
indiscriminado de recursos públicos para hacer propaganda.
Desde febrero del 2022 la historiadora Ángeles Magdaleno alertó: el contenido en los libros
Historia del pueblo mexicano y México. Grandeza y diversidad, así como la modificación de los
planes de estudio de la educación básica, son un claro ejemplo de que el gobierno de AMLO
pretende un “adoctrinamiento” por encima de la educación de los estudiantes.
Sobre el libro de Historia dijo que es un mamotreto en el que colaboraron personas afines y
sometidas a los criterios del presidente y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, precisó que en el
capítulo sobre El Movimiento Feminista Mexicano (1970-2018), a cargo de Ana Lau Jaiven, “es
un insulto para las mujeres, es la mayor muestra del fanatismo de ese libro” y excluye a
mexicanas ejemplares como Sor Juana Inés de la Cruz y Rosario Castellanos.
Explicó que la historia cumple función de crear preconciencia política, pero a la vez dota de
identidad a los individuos que forman un pueblo; un grupo gobernante no puede borrar hechos
a conveniencia ni arrogarse el derecho de escribir la realidad histórica de forma unilateral,
sesgada, sin apego a la verdad ni a las disciplinas científicas.
Explica la especialista Magdaleno que los procesos históricos “no son tan rápidos, no son de un
día a otro» como quiere establecer la 4T. Por ejemplo se sostiene en uno de los textos que se
acabó la corrupción. No, no es así, han aumentado los actos de malversación, abuso de poder,
en los que están relacionados hijos, hermanos y parientes del presidente López Obrador,
colaboradores cercanos, gobernantes morenistas.
Pero volviendo al proyecto de reforma educativa del actual gobierno, la historiadora dijo: “son
política pura». No son libros de historia, son para ideologizar. Si uno revisa cada uno de los
expertos, todos son gente de López Obrador, Meyer, Bartra. Incluso, dijo sorprenderle que
participara Ariel Rodríguez, un gran historiador del Colegio de México, la excepción.
Más especialistas, asociaciones sociales y académicas se suman al análisis de los libros de
texto gratuitos, la mayoría están en contra de ellos porque al término de un gobierno sexenal,
México no anda en búsqueda de una nueva escuela ni de un nuevo proyecto de nación, se
tiene el que estipula la Constitución vigente.
Quizá valga la pena analizar hasta dónde lo que ocurre en el sector educativo, las
insuficiencias en materia de salud pública, los desacatos jurídiciales del ejecutivo, la
inseguridad actual… nos hagan voltear hacia nuevas propuestas electorales, menos
dogmáticas e ideológicas que las ofrecidas por el gobierno de Morena, y conocer lo que
ofrecen los precandidatos del Frente Amplio por México, que por cierto hoy cerraron su registro
de aspirantes a la presidencia de la República (2024-2030).
Conforme a la Constitución vigente la rectoría de la educación corresponde al Estado
mexicano, y, conforme a las reformas del año 2019, la educación debe ser obligatoria,
universal, inclusiva, pública, gratuita y laica. Ese año se emitió la Ley General de Educación. La
educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar
sobre su importancia, aunque hace cuatro años aprobaron los legisladores que corresponde al
Ejecutivo Federal determinar los principios rectores.
Respecto a que los errores detectados en los libros de texto gratuitos que proyectan entregar a
alumnos de educación básica el próximo lunes 28 de agosto «son áreas de oportunidad» como
sostiene Marx Arriaga, esto es cierto para quienes están dentro del proceso de aprendizaje.
Pero no aplica a quien encarna el prototipo del político morenista carente de humildad y sentido
de la realidad, y en lugar de disculparse y ocuparse de crear una fe de erratas o subsanar el
posible daño a la niñez mexicana, se jacta de estar haciendo leer a los conservadores y que
busquen los textos aún no publicados, entre otras lindezas.
Debería comenzar por reconocer que fue designado para una labor superior a sus saberes y
capacidades; que incumplió con la metodología legal para garantizar que los contenidos de los
libros de texto publicados fueran certeros, verídicos y científicos, aprobados por personas
calificadas y certificadas, con el consenso de maestros y padres de alumnos. No sólo se
trataba de justificar la aprobación con grupos político-ideológicos afines.
Tiene suerte en tener un jefe que premia la obediencia por encima de las capacidades, otro ya
lo hubiera corrido o exiliado a alguno de los países que lo inspiran ideológicamente, ya que
Marx Arriaga incumplió con sus atribuciones como servidor público director de Materiales
Educativos de la SEP al contratar para la superior misión de producir los libros de texto
gratuitos a personas carentes de experiencia en pedagogía, sin título profesional la mayoría.
Las pifias han logrado unir a una gran diversidad de grupos preocupados lícitamente por el
futuro educativo de los jóvenes mexicanos, pero también han exacerbado los ánimos de grupos
extremistas.
López Obrador, hábil político, en tiempos electorales, aprovecha para confundir a la opinión
pública y descalificar las críticas, se dirige a los anticomunistas con el genérico de
«conservadores» y «opositores», acusándolos de calumniar y de mentir sobre el contenido de
estos libros para defender sus intereses, privilegios y por su ideología conservadora, clasista y
racista.
A pesar del sarcasmo, al pedir que Arriaga y equipo busquen «referencias al comunismo» en los
libros de texto gratuitos, anuncia conferencias vespertinas en Palacio Nacional para analizar los
contenidos. La pregunta: ¿Por qué ahora sí y no durante los años previos, en las asambleas,
antes de imprimirlos? Será que ahora le conviene a AMLO distraer la agenda pública de los
avances del Frente Amplio por México rumbo al 2024.