Reporta GCDMX 11.5 millones de peregrinos en la Basílica
MÉXICO, 2 de julio 2020.- La enfermedad de Covid-19 sigue sumando números a la abultada estadística mortuoria y los hornos crematorios trabajan a tope, detonando un problema del que casi nadie habla: la contaminación que genera quemar los cadáveres de las víctimas.
Más allá del olor nauseabundo, la humareda negra que sale a todas horas de las chimeneas de las funerarias contiene gases nocivos para la salud, y los vecinos que viven casi pegados a este giro de negocios son los primeros en respirarlos.
Dióxido de carbono, monóxido de carbono, partículas suspendidas, óxidos de nitrógeno y dioxinas y furanos son sólo algunas de las sustancias tóxicas que salen expulsadas al aire durante la combustión de un cadáver.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España indica que un cuerpo humano despide en promedio 27 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera cuando se quema.
De 650 mil muertes que ocurren al año en México, unas 130 mil personas son cremadas (el 20 por ciento). Su incineración significa lanzar a la atmósfera 3.5 millones de kilogramos de CO2 cada año, esto sin contar el incremento en muertos debido a la pandemia de coronavirus.
Pero el mayor riesgo para la salud, especialmente para aquellos que viven junto a los crematorios, está en las dioxinas y furanos, indica el ingeniero químico industrial Carlos Álvarez Flores.
Dióxido de carbono, monóxido de carbono, partículas suspendidas, óxidos de nitrógeno y dioxinas y furanos son sólo algunas de las sustancias tóxicas que salen expulsadas al aire durante la combustión de un cadáver.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España indica que un cuerpo humano despide en promedio 27 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera cuando se quema.
De 650 mil muertes que ocurren al año en México, unas 130 mil personas son cremadas (el 20 por ciento). Su incineración significa lanzar a la atmósfera 3.5 millones de kilogramos de CO2 cada año, esto sin contar el incremento en muertos debido a la pandemia de coronavirus.
Pero el mayor riesgo para la salud, especialmente para aquellos que viven junto a los crematorios, está en las dioxinas y furanos, indica el ingeniero químico industrial Carlos Álvarez Flores.
Con información de El Sol de México