Libros de ayer y hoy
Libros de ayer y hoy
La moral informativa y la oscuridad de sus actores
Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo,com.mx
El periodista español Rodolfo Serrano -décadas en los medios, 25 años en el diario El País-, dice que la frase Perro no come perro – que es horrible- en la practica es una entelequia. No es cierto que los periodistas no ataquen a los mismos de su oficio. En su libro Un oficio de fracasados ( publicado en México por Colección Kiosko, febrero de 2017) que tiene un prólogo de Juan Luis Cebrián, ex director del diario mencionado, relata sus experiencias en ese complejo mundo del periodismo y las vicisitudes que se viven cuando el periodista tiene otra concepción. Lo que sucede en estos momentos en México recuerda las experiencias de este destacado informador, también poeta y compositor de canciones, ante la entendible reacción de una prensa que ha estado alimentada por los recursos públicos. Aquí hay cierta similitud, porque su posición se daba cuando las sombras del franquismo aún no se disipaban y se iniciaba lo que los españoles llamaron etapa de transición y otros sencillamente destape. La prensa mexicana está en manos de empresarios y sus periodistas y reporteros que en buena parte aceptan las órdenes sin poner enfrente la cláusula de conciencia, se convierten en instrumentos de presión y ataque de esos medios que creen que lo normal es vivir del estado. A ellos se suman muchas redes informativas que reciben publicidad oficial y que se verán afectadas por un cambio que plantea moderar con criterio ese apoyo. Lógicamente, como se ha visto y dicho, los ataques cotidianos se exacerban y los periodistas que no tienen sus mismas posiciones son víctimas de los mismos ataques. Ciertos periodistas -mujeres y hombres-, que son independientes, siguen la misma línea porque su ingreso ha venido del erario. En el medio se sabe quien es quien.
LA CENSURA LA EJERCEN PODERES POLÍTICO Y ECONÓMICO Y ¡PERIODISTAS!
Verdades apabullantes contiene el libro de Serrano, verdades que todos conocemos y tratamos de ocultar, para centrarlas solo en el opositor. El periodista señala como fue descubriendo a través de las costumbres diarias, la forma como se censuraban las noticias y era el propio periodista, el encargado o el jefe, los que las hacían según su criterio “El periodista es, en esos momentos Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, Alejandro Magno, César, Napoleón, el rey del mambo. Todo el poder y la gloria en sus manos” Hay miles y miles de noticias que no se conocerán porque la censura ha entrado en el camino. Menciona como se iban aumentado en la lista de los medios, los nombres de empresas, personas e instituciones que estaba vedado tocar. Y la lista, claro, de los que había que tocar, ¡hasta el fondo! Conocedor de todos los intríngulis de la profesión porque ha andado en todo y escrito de todo, Serrano hace una crítica arrasante de muchos periodistas -algunos reconocidos- insertos en la lucha por la noticia, las zancadillas, la doble moral profesional, las mentiras contadas cuando cambiaban sus posturas ante nuevos gobiernos que las propias hemerotecas desmentían, la exaltación de medios como la televisión y la radio que en realidad habían servido a los intereses del gobierno en turno con información basura y detractores de las ideas que no convenían. Pero es justo con los verdaderos periodistas, los que conservan una ética a toda prueba y hacen del periodismo una profesión de fe.
Las páginas del libro dice el prologuista Cebrián “suponen una denuncia de los excesos y las estupideces que se cometen en torno a la prensa y una defensa de la honestidad con que deben desempeñarse los medios de comunicación”.
SERRANO Y CEBRIÁN: NO A LA BASURA DE LOS MEDIOS. ADVERTENCIA A MÉXICO.
Un oficio de fracasados, título que se apoya en la frase de Mark Twain: “Habiendo fracasado en todos los oficio, decidí hacerme periodista”, es una de las ediciones que lanza Kiosco en México, dentro de su colección sobre temas periodísticos. Serrano menciona el cúmulo de periodistas que conoció que abandonaron sus propias profesiones para dedicarse al oficio de informar. Ese título -dice Cebrián -, “ya nos avisa que esta melancolía profunda que asalta a Serrano cuando contempla en que se ha convertido el antaño cuarto poder, abocado hoy a revolcarse en las inmundicias propias de la televisión basura y destinado a someterse a los caprichos de los poderosos”. Y agrega que pese a los avances en los medios informativos con mejores herramientas y gente mejor preparada, “persiste un sentimiento muy extendido de que también han crecido la corrupción y el fulanismo tan evidentes en otra especie de basura mediática en la que algunos radios se han convertido…además, el recurso a la mentira y la difamación es ya habitual…” Ambos periodistas parecen estar haciendo una crónica sobre algunos medios de México, que en circunstancias climáticas, como las que ahora vivimos, se han disparado.