Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
No es ninguna novedad si le digo que el gobierno de López Obrador espía, persigue y amenaza a los críticos de su gobierno.
Tampoco es la primera ocasión que el mismísimo presidente reconoce el espionaje, la persecución y las amenazas abiertas a todos quienes se atreven a cuestionar su fallida gestión.
Por ejemplo, apenas el pasado 14 de noviembre, horas después de la multitudinaria manifestación ciudadana en defensa el INE, Obrador denunció en su “mañanera” –con imágenes exclusivas del espionaje de Palacio–, la participación de político y críticos en esa marcha.
El evidente espionaje fue seguido de la estigmatización, difamación y calumnia contra los ciudadanos y políticos críticos; acusaciones lanzadas por el propio presidente de los mexicanos, con todo lo que eso significa.
Lo cierto es que el talante autoritario y dictatorial mostrado por AMLO contra periodistas e intelectuales mexicanos es una característica que viene de lejos y que aquí denuncié antes y después de que fui víctima de la enfermiza y demencial persecución de López.
Pero hoy la confesión de parte fue más allá del cinismo; López reconoció la persecución de sus críticos con todo el poder del Estado.
Y por eso las preguntas: ¿Qué significa la expresión formulada por el propio presidente y por sus paleros, de que tienen “una lista” de críticos?
¿Por qué y para qué “una lista” de intelectuales y periodistas críticos? ¿Cuál es la utilidad de tal “lista”, en un gobierno que se dice democrático?
En realidad no sólo se trata de recopilar nombres y actividades públicas y privadas de los profesionales de los críticos y la comunicación, sino del más burdo espionaje, al mejor estilo de las peores dictaduras.
Una “lista” en la que el tirano de Palacio incluye a sus críticos; a todos aquellos que serán perseguidos, difamados, calumniados y, en su momento, serán lanzados a las matonas fieras de las redes sociales.
Pero vamos por partes.
Lo cierto es que la persecución de López contra periodistas empezó desde 2006, cuando uno de sus “mastines” de cabecera, Federico Arreola, hizo el trabajo sucio para que fueran despedidos de sus empleos no pocos periodistas, crítico y editores que alertaban a la sociedad sobre el peligro de un eventual gobierno dictatorial como el de López Obrador.
En ese 2006, Arreola –quien se robó el portal SDP y lo puso al servicio de López–, se encargó de elaborar “una lista” de los “periodistas buenos” y “los periodistas malos”; de los “editorialistas buenos” y “los malos”.
Claro, buenos según el interés electorero de AMLO y malos porque advertían el verdadero talante autoritario y dictatorial de Obrador. En esa “lista” aparecía, por supuesto, Ricardo Alemán, entre muchos otros.
También desde 2006, el semanario Proceso –aliado de AMLO por años–, dio cabida a “mastines” de Obrador, como Hernández y Helguera, “moneros” que se encargaron de estigmatizar, difamar y calumniar a críticos de López. Uno de “sus clientes favoritos” fue Ricardo Alemán.
En 2008, otro de los serviles de AMLO, el afamado Carlos Monsiváis –motejado como “Monsi”–, realizó el penoso papel de elaborar “la lista” de los críticos de López que debían ser censurados.
Así, entre 2006 y 2012, “Monsi” visitó a dueños de medios para exigir que despidiera a los críticos del hoy presidente.
Aquí una historia contada por el columnista Martín Moreno-Durán, en su entrega del 23 de septiembre del 2020, en el diario digital “Sin Embargo”, titulada: “AMLO y su hipocresía con la prensa”.
Moreno-Durán relató la intolerancia de López con el periodismo crítico; contra Ricardo Alemán y la crítica que desde hace años realizo en este espacio.
Así lo escribió Martín Moreno-Durán: “MONSIVÁIS. El columnista Ricardo Alemán ha sido, nos guste o no reconocerlo, una pluma critica de López Obrador desde que era jefe de Gobierno. Agrade o no su estilo, Alemán ha tenido razón en no pocas ocasiones sobre el comportamiento de AMLO y, sobre todo, sobre los riesgos si ganaba la Presidencia. Desde las páginas de El Universal, eran constantes sus críticas a AMLO.
“Corría el 2008. En ese entonces, el escritor y cronista Carlos Monsiváis – uno de los personajes más cercanos y melifluos con López Obrador-, también escribía en El Universal.
“Enojado por la columna “Itinerario Político” de Alemán, Monsiváis pidió cita con el dueño del periódico, Juan Francisco Ealy Ortiz.
“Te quiero pedir un favor: quítale su columna a Ricardo Alemán. Ya sácalo. Tiene muy molesto a Andrés…”, le pidió Monsiváis abiertamente al dueño de El Universal.
“Ealy Ortiz no le hizo caso. Y Alemán continuó escribiendo su columna por varios años más.
“Conclusión: los fanáticos cercanos a AMLO también han sido y son intolerantes a la crítica contra su líder. A pesar de que en su momento fueron críticos del PRI y PAN. Cuestionar a López Obrador queda fuera de cualquier espacio de libertad de expresión. O con ellos o contra ellos”. (Fin de la cita)
En los previos a la presidencial de 2012, Federico Arreola volvió a recorrer todos los medios para exigir a los dueños despedir a los críticos de AMLO. Volvió a pedir la cabeza de Ricardo Alemán en prensa, radio y televisión. No lo logró.
Sin embargo, en el 6 de mayo de 2018, López y toda su claque, pagaron 12 millones de pesos a una empresa digital para difamar, calumniar y convertir en tendencia mundial negativa a Ricardo Alemán.
Por esa presión se cerraron casi todos los medios en los que aparecía mi tabajo crítico. Luego del linchamiento en mi contra, en el Itinerario Político del 9 de mayo de 2018, titulado: “Adiós”, dije que con López Obrador en Palacio, México sería una dictadura, que empezaría por perseguir a los críticos.
Así lo expuse: “En el fondo, los que lincharon a Ricardo Alemán le avisan a todos los mexicanos lo que será el trato oficial con los críticos en un gobierno de Morena; el que se atreva a disentir será linchado.
“Y seguro hay fiesta entre un sector de la prensa mexicana por el linchmiento contra Ricrdo Aleman, pero los que festejan no deben olvidar que los carniceros de hoy, serán las reses de mañana.
“Y hoy pueden presionar con todo para que Ricardo Alemán sea despedido de todos los medios posibles, pero en el fondo los mandones de Morena van contra las libertades fundamentales de todos los ciudadanos.
“No callan a Ricardo Alemán –al que no callarán nunca–; lo cierto es ue cancelas las libertades y la democracia mexicana toda”. (Fin de la cita)
Luego siguió el linchamiento contra decenas de críticos, intelectuales y políticos críticos, ya con AMLO en Palacio.
Al final, al arranque del quinto año del gobierno de AMLO, el propio presidente reconoce la existencia de “una lista” de críticos a los que estigmatiza, difama y calumnia y, sobre todo, a quienes persigue y espía.
Sí, el de López Obrador es un gobierno dictatorial.
¿Tuve azón o no razón?
Al tiempo.