Libros de ayer y hoy
Para nadie es nuevo que la presidencial del 2024 será la tercera “narco-elección” federal consecutiva.
No, la verdadera novedad es la confirmación de que las más poderosas bandas criminales del país –el llamado crimen organizado–, apostará por “la continuidad” de su alianza con el partido Morena, con sus candidatos y con sus gobiernos municipales, estatales y el federal, que resulten de esa elección.
Y tampoco debe sorprender a nadie que, el día de la elección, aparezcan por todo el país las pruebas de la compra de votos y el acarreo obligado de votantes, que realizarán personeros de las bandas criminales.
¿Y por qué no debe ser sorpresa para nadie?
Porque si tiene cara de “narco”, si opera como “narco” y si amenaza como “narco”, sin duda que se trata de una nueva “narco-elección” en donde las mafias criminales apostarán por “más abrazos, antes que balazos”.
Y tampoco existe duda de que el partido que garantiza tal continuidad se llama Morena y su candidata presidencial es la señora Claudia.
Sí, Claudia será la candidata presidencial del “crimen organizado”, en la tercera “narco-elección” consecutiva que veremos en junio próximo.
Pero si tienen dudas, vamos a la memoria obligada.
La primera “narco-elección” federal que vivimos en México fue la de 2018, que hizo presidente a López Obrador.
Así lo documenté en el Itinerario Político titulado; “¿Los narcos al poder?”, del 29 de junio de ese 2018, días antes de la elección: “Pocos se han ocupado del tema. Muchos lo ignoran deliberadamente mientras la mayoría de votantes son ajenos a la gravedad del problema.
“Nos referimos al escandaloso número de ciudadanos asesinados por motivos político-electorales –sean candidatos o militantes de distintos signos y rangos–, y al insólito número de candidatos que por temor, amenazas o presiones directas, dejaron la contienda.
“Según reportes del portal Letra Roja, entre septiembre de 2017 y julio de 2018 fueron asesinados 120 ciudadanos vinculados al proceso electoral. De ellos, 48 eran candidatos o precandidatos y los atentados ocurrieron en los Estados de Guerrero, Michoacán, Oaxaca, México, Guanajuato y Puebla.
“Pero hay más, según el diario Excélsior en el proceso electoral “se bajaron” 5 mil 700 candidatos, en los Estados de Oaxaca, Michoacán y México. Sólo en Oaxaca el INE reportó la sustitución de mil 660 candidatos.
“Frente a las escalofriantes cifras, obliga preguntar: ¿Estamos ante una narco-elección? ¿Quién está detrás de los 120 asesinatos durante el proceso electoral? ¿Cuántos de los 48 candidatos que suplieron a los asesinados, fueron impuestos por el crimen organizado o el narcotráfico?
“¿Cuántos de los 5 mil 700 candidatos a puestos de elección que “se bajaron” de la contienda, lo hicieron por amenazas o presiones del crimen organizado? ¿Cuántos de los suplentes de esos 5 mil 700 que “se bajaron”, estarán al servicio del crimen?
“La participación del crimen organizado en política y en elecciones no es nueva. Lo novedoso –y que resulta un escándalo–, es la intervención montonera del narcotráfico en los procesos electorales, en entidades como Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
“Nadie sabe cuál será el tamaño de las “narcobancadas”, el número de narcoalcaldes, de diputados federales y senadores y hasta gobernadores que estarán al servicio del crimen. Lo que sí sabemos es que, como nunca, la elaborción de leyes estará en manos de matarifes, narcos, sicarios, huachicoleros, tratantes de blancas y operadores del crimen.
“¿Y qué partido político será el campeón en prestar su franquicia para los criminales?. Se llama Morena. Al tiempo”. (FIN DE AL CITA)
La siguiente elección federal, la del 6 de junio del 2021, también fue una “narcoelección”. Así lo denuncie en el Itinerario Político titulado: “!El crimen organizado ya votó por Morena!”, del 26 de mayo del 2021: “Las bandas criminales también votan. Y en la elección del 6 de junio del 2021 los barones del crimen ya decidieron su voto; y el voto de los grupos criminales se llevará a cabo mediante métodos nada convencionales.
“Emplearán “los usos y costumbres” de los grupos mafiosos; la plata, el plomo, el secuestro y las amenazas. Pero además –y por pura casualidad–, el voto mayoritario de los criminales será favorable al partido oficial, Morena.
“¿Y cómo sabemos que los criminales organizados votaron en su mayoría por el partido de López Obrador? Elemental, porque el 60% de los hechos violentos –crimen, amenazas y secuestros–, se cometieron contra precandidatos, candidatos y políticos identificados con la alianza PRI, PAN y PRD y ocurrieron en el llamado “corredor del narco””. (FIN DE LA CITA).
Pasada la elección, en el Itinerario Político titulado: “¿Ganó Morena o ganó el narco?”, del 9 de junio del 2021, concluí lo siguiente: “En política no hay casualidades y son muchos los indicios de que el gobierno de Obrador no sólo pagó a las mafias criminales con una amnistía de facto sino que, en el extremo de la debilidad de Estado, entregó al crimen, gobiernos estatales completos, incluidos congresos y alcaldías.
“Y sí, por pura casualidad, Morena ganó los gobiernos de Baja California y Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Colima y Zacatecas, además de que arrasó en el congreso de Tamaulipas.
“¿Y qué tienen de particular que Morena haya ganado los dos estados de la Penínsulas de Baja California; Sonora, Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Colima y Zacatecas y, claro, además del Congreso de Tamaulipas?
“Poca cosa, se trata del “corredor del trasiego de drogas”, en la Costa del Pacífico; entidades en las que operan las principales bandas criminales del país; aliadas de manera pública al gobierno de AMLO”. (Fin de la cita)
Meses después, en el Itinerario Político del 26 de octubre del 2022, titulado: “Sedena confirma: la de 2021 fue narcoeleccion”, documenté que la Secretaría de la Defensa ratificó que la del 2021 fue una “narco-elección”.
Así lo dije: “Sin duda que una de las revelaciones más escandalosas del jaqueo a la Sedena –por parte de #GuacamayaLikes–, es la confirmación de que la elección del 2021 fue lo más parecido a una “narco-elección”.
“Y es que, según los papeles revelados, la Secretaría de la Defensa recopiló cientos de denuncias no sólo de irregularidades propias de una elección, sino que documentó la presencia –evidente a los ojos de todos–, de cuadrillas electorales pertenecientes al crimen organizado.
“Incluso, en abono al escandalo, la noche de la elección para renovar el gobierno de Sinaloa, el candidato de la alianza opositora no sólo aceptó la derrota, sino que en el mensaje público llamó a las bandas criminales a dejar en libertad a decenas de representantes de casilla secuestrados.
“Más aún, a los cientos de testimonios y denuncias formales de la presencia criminal en las elecciones estatales y municipales del 2021, se sumaron miles de testimonios periodísticos que llevaron a articulistas de distintas entidades a denunciar la narco-elección” (FIN DE LA CITA)
Lo cierto, sin embargo, es que para nadie era un secreto que la elección del 6 de junio del 2021 sería una “narco-elección”.
¿Y por que no era un secreto?
Porque meses antes, distintas ONGs denunciaron la presencia criminal en actividades electorales, como asesinato, secuestro y amenazas a candidatos; además de la imposición de aspirantes y la compra adelantada de votos.
Curiosamente hoy, a casi seis meses de la elección federal, el guion es idéntico al de las elecciones de 2018 y del 2021. Sí, están al ojo público las pruebas de que, la del próximo 2 de junio, será una “narco-elección”.
Al tiempo.