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EL SALVADOR, 28 de abril 2020.- Un grupo de trabajadores soldaba el lunes láminas de acero para cubrir por completo las puertas de las celdas en las que se recluyen a cientos de pandilleros en El Salvador, con el propósito aislarlos y evitar la comunicación entre ellos.
Tras un inusual incremento de los homicidios en el país centroamericano, atribuidos principalmente a las pandillas llamadas “maras”, el presidente Nayib Bukele ordenó endurecer las medidas en las cárceles y en los territorios.
En el complejo carcelario Izalco, a 65 kilómetros de la capital, miembros de las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y su rival Barrio 18 eran exhibidos, únicamente con ropa interior.
En el marco de la emergencia por el Covid-19 destacaron sus tatuajes alusivos, cabelleras rapadas y que estaban sin ningún tipo de protección contra el virus.
“Vamos a hacer que los pandilleros que cometieron esos homicidios se arrepientan toda su vida de haber tomado esa decisión”, dijo Bukele en una reunión de su gabinete de seguridad.
Horas más tarde, Bukele celebró la implementación del nuevo modelo de seguridad, un régimen adoptado de una prisión de máxima seguridad en El Salvador.
Además advirtió a quienes siguen provocando violencia en las calles que solo “les quedan algunas horas”.
Con información de Reuters