Líneas Quadratín
Por: Alejandra Cueto
Cuando fueron nombrados los consejeros del entonces IEQ llegaron bajo la lupa y a sabiendas de que muchos de ellos, bueno pues, todos, estaban relacionados con los partidos políticos. Unos militantes y otros sólo abiertamente simpatizantes. Con una elección impugnada, empiezan funciones y a la mera hora “bajan” a uno de ellos porque no hubo cómo negara que era priísta, si hasta su tarjetas con su cargo en el partido repartía; en fin, la misma crítica, como la que hoy pesa en los magistrados del Tribunal Superior de Justicia, ensombreció su actuar. Después llegó el nombramiento de los nuevos, ya bajo las reglas del INE; algunos de los anteriores renovaron su puesto, entre ellos el maestro Jesús Uribe Cabrera y Yolanda Elías Calles.
Uno de los principales detractores de ambos estuvo representado por el partido Movimiento Ciudadano que los acusó, entre otras cosas, de ponerles trabas para que la asociación política Convergencia Ciudadana no lograra el registro, con todo y “zombies”.
De ambos, Uribe Cabrera y Elías Calles, no puede negarse su preparación ni su trayectoria, pero hoy el primero perderá su cargo por cobrar además de en el IEEQ, como maestro de la UAQ, cosa prohibida en la Constitución para los consejeros electorales, y que por cierto, muchos funcionarios hacen: “dobletear”, siendo esto una grave falta dentro de la ley que regula el actuar de servidores públicos. Por otro lado, Elías Calles se expone de más al acudir a recibir un reconocimiento a un evento del Partido Revolucionario Institucional, lo que pone en tela de juicio la imparcialidad de las decisiones del instituto, más aún cuando la han relacionado previamente con el exsecretario de gobierno –y gobernador sustituto—Jorge López Portillo.
Para acabarla de amolar, después de las elecciones de 2015 en donde protagonizaron otras “novatadas”, entre ellas que a media campaña el instituto tuvo que “bajar” las candidaturas a las presidencias municipales por no saber –o no querer— aplicar criterios de paridad, hay que sumarle el bochornoso momento del “error humano” en el plebiscito de El Marqués, en el que hasta documentos con logotipo y todo repartían en los que ganaba el “sí” a la concesión, hasta que los representantes de partidos políticos les pidieron el conteo “voto por voto”, y… resultó que hubo un error en la impresión de resultados…
De ahí que lamentablemente quedó evidenciada la mala planeación en la realización del plebiscito en El Marqués; con el trago amargo de saber que más de 2 millones 700 mil pesos fueron derrochados por un capricho político del edil de esa demarcación, y unas ansias locas de los consejeros del Instituto Electoral del Estado de Querétaro por estrenar su nueva urna electrónica, nos queda la triste experiencia de saber que falta mucho, pero mucho, para forjarnos una verdadera cultura democrática. No sólo por la poca participación de la gente que, aunque no justifico, reitero, técnicamente no contaban con la información completa para emitir una opinión en el tema de la concesión de la recolección de basura, lo que a la ciudadanía regularmente le ocupa es recibir un buen servicio, y que no le salgan con desvío de recursos, y con la opacidad en el momento de lanzar los “concursos”; en los que es sabido que las autoridades cuentan con el nombre de los ganadores desde mucho antes, y es más, les dan una “ayudadita” para que cumplan con los requisitos y ganen la concesión.
Aunado a la poca participación, están las irregularidades dentro del proceso, las quejas sobre el acarreo de gente, sobre la coerción del voto, y las denuncias por presuntos delitos electorales cometidos por servidores públicos. Estos hechos son reprochables, cómo es posible que en un ejercicio de estas características tengamos que vivir las corruptelas de siempre… y precisamente a consecuencia de eso, hay que sumar la poca credibilidad en las instituciones. De entrada, la que está en juego, es la del Instituto Electoral, pues desde los pasados comicios tuvieron que enfrentar varias “novatadas”, que no caben dentro de un organismo con estas responsabilidades.
En fin, qué bueno que políticos y ciudadan@s estén volteando a ver las figuras establecidas en la Ley de Participación Ciudadana ¡vaya que podríamos utilizar varias! Y mejor, que existiera también la revocación de mandato. Pero por lo pronto, una vez más no acude gente a las urnas por no interesarse o por no creer en estas instituciones…