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QUERÉTARO, Qro., 7 de febrero de 2014.- Las algas pardas, que se encuentran en todo el mundo, guardan en su interior un poderoso anticancerígeno que ahora ha sido extraído por científicos de la UNAM.
Se trata de yodo molecular, un compuesto aromático, del cual las algas pardas tienen 30 mil veces más que cualquier otro organismo vivo, explicó la doctora Carmen Aceves, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, campus Juriquilla.
Los estudios revelaron que el compuesto es capaz de reducir en 60 por ciento el crecimiento del cáncer de mama, evitando la metástasis.
Con apoyo de Hospital General de Querétaro y el Hospital IMSS de Querétaro, también se elaboró un primer estudio clínico en 80 mujeres con un cáncer mamario tipo 2.
A ellas se les ofreció el yodo molecular como un complemento a la quimioterapia habitual y, en un periodo de cuatro meses, reportaron sufrir menos respecto a quienes no recibieron el yodo.
«En el caso del cáncer no podemos dar solamente yodo molecular, pero existe la posibilidad de bajar al mínimo la cantidad del fármaco para evitar los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida.
«Si logramos evitar la metástasis estamos del otro lado, las mujeres no se mueren por un tumor en la glándula mamaria, sino por la metástasis hacia otros órganos», detalló la investigadora.
Al comenzar la investigación, hace más de 10 años, Aceves y su equipo notaron que las algas tienen un alto nivel de yodo molecular, pero su beneficio se pierde cuando la planta ha sido deshidratada.
El consumo del alga debe ser diario porque de lo contrario la protección se pierde y tampoco se trata de comer algas indiscriminadamente, pues el yodo en altas dosis es dañino para la salud, enfatizó la investigadora.
El trabajo le ha valido a la UNAM la solicitud de dos patentes nacionales e internacionales, por lo que confían en que pronto se pueda pasar a la siguiente etapa en la cual se pueda crear un fármaco que ayude a los pacientes con cáncer de mama.
Para que el tratamiento llegue al público en general aún se necesita realizar un estudio más amplio que abarque al menos dos o tres estados más de la República Mexicana, por lo que será necesario convencer a las autoridades de que los apoyen.
La investigadora de la UNAM confía en que si el Sector Salud toma en cuenta el trabajo realizado por los investigadores se pueda dar de forma generalizada a la población, como se hace con el ácido fólico y las embarazadas.