Querétaro, golpe a la impunidad
Las investigaciones en torno al fraude cometido por Oceanografía van lentas dizque para no meter aun más “la pata”…
Que la paraestatal no se ha visto afectada por el escándalo empresarial; que se trata de un caso aislado; que la Contraloría de Pemex alertó a Banamex del fraude –entre junio y julio de 2013–; que se diseñó una estrategia para proteger a 11 mil trabajadores; que el panista campechano Mario Alberto Ávila Lizárraga –ex subdirector de Mantenimiento y Logística de Servicios Marinos, Exploración y Producción (ligado al fallecido Juan Camilo Mouriño)– será sujeto de un proceso administrativo por haber firmado papeles cuando ya había dejado el cargo…
Esas, fueron sólo algunas respuestas del Procurador General de la República y del Director General de Petróleos Mexicanos a la metralla de cuestionamientos disparados por diputados de las comisiones unidas de Energía y Trabajo y de Medio Ambientes y Recursos Naturales.
En pocas palabras, el procurador Murillo Karam llegó a San Lázaro a informar, y el director de Pemex, a defenderse.
¿De qué se tiene que defender el señor Lozoya?
De lo que llamó un grave error de comunicación, porque si ya desde la semana anterior los legisladores le hicieron llegar algunas preguntas, el señor Lozoya salió con un argumento burocrático y defensivo: que la información solicitada está reservada para no entorpecer las investigaciones de la PGR, aun cuando los datos de referencia han sido públicos.
Dicho de otro modo, si no aumentan las reservas petroleras probadas o probables, si aumentan las reservas informativas.
La negativa de Lozoya, lejos de facilitar las indagatorias, abre la puerta a la especulación. No por nada, el esquema de licitaciones y contratos falsificados, truqueados, de dudoso origen de Pemex tiene tan mala fama… por intrincado y corrupto.
Jesús Murillo Karam y Emilio Lozoya Austin fueron puntuales: la operación de Pemex está al margen del fraude y las trampas de Amado Yáñez Osuna y asociados.
A simple vista el argumento es una verdad irrrefutable, pero en el fondo podría tratarse de una verdad a medias. Es cierto, la paraestatal no lleva la contabilidad de Oceanografía, ni defraudó al Infonavit, al sistema de las Afores y al IMSS…
Lo que sí hizo Pemex fue mantener una relación privilegiada con la prestadora de servicios, a pesar de las irregularidades sistemáticas documentadas por la Auditoría Superior de la Federación entre 2005 y 2012, y que iban del retraso en el cumplimiento de contratos valuados en 10 mil millones de pesos hasta la generación escandalosa de sobreprecios, sólo en este Gobierno.
Más temprano que tarde deberán explicarse los motivos de la asignación de otros 160 contratos por 31 mil millones de pesos durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Si Lozoya y Murillo no revelan nombres y datos precisos, los efectos de la omisión podrían resultar devastadores para la credibilidad de Petróleos Mexicanos… y podrían oscurecer –con la sombra de la duda– la complicada negociación de las leyes secundarias de la reforma energética. Ya lo verá.
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