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La movilización de las clases trabajadoras blancas, clave en las presidenciales de noviembre
MÉXICO, 2 de marzo 2016.- El Partido Demócrata soñó durante meses con que Donald Trump fuese el nominado republicano para las presidenciales de noviembre. Con su zafiedad retórica y su ideología xenófoba, era, para la favorita demócrata, Hillary Clinton, el rival ideal: un extremista que a ella le permitiría ocupar el centro y movilizar a las minorías, asustadas por la hipótesis de una presidencia de Trump.
El País, destaca que la campaña sería un paseo triunfal. Ahora, cuando la nominación del magnate neoyorquino se hace más verosímil, los cálculos cambian. Como han comprobado los republicanos, despreciar a Trump es un peligro.
La campaña en EU se desarrolla en dos pistas paralelas. En una, los candidatos de cada partido pelean entre sí por la nominación: un proceso que culmina en julio tras seis meses de elecciones primarias y caucus (asambleas electivas). En la jornada del llamado Supermartes votaron una docena de Estados. Trump y Clinton fueron los vencedores.
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