Itinerario Político
México es el primer editor en América Latina de libros en sistema Braille para educación básica y el segundo a nivel mundial, sólo detrás de Alemania.
QUERÉTARO, Qro., 2 de abril de 2015.- René Alonso Abreu Lara, ciego de nacimiento, pasa sus dedos por las hojas en sistema Braille de uno de los libros que edita la Comisión Nacional del Libros de Texto Gratuito (Conaliteg). Si algo no está bien, por una perforación de más, una falta de ortografía o una imagen que no pueda ser percibida por la mano, el libro no sirve y hay que comenzar de nuevo.
Su trabajo es importante, y forma parte del engranaje de la planta de producción asentada en este lugar, cuyas siete máquinas perforan 90 mil hojas diarias en este sistema, lo que coloca al país como el primer editor en América Latina de libros con estas características para educación básica, y el segundo a nivel mundial.
Un dato: México y Alemania son los únicos países que editan libros de texto gratuito en sistema Braille.
Abreu Lara es el encargado de la revisión final a estos materiales en esta planta, donde se elabora 85 por ciento del total nacional de los libros en sistema Braille que se distribuyen para educación primaria y por primera vez en secundaria.
En este ciclo escolar ya fueron entregados más de 16 mil libros para primaria y 5 mil en secundaria.
Una impresión diferente
La planta de producción de Conaliteg, ubicada en el municipio de El Marqués, Querétaro, cuenta con un área que se dedica exclusivamente a la impresión de libros en sistema Braille.
Son siete máquinas que se encargan de la impresión y un grupo de personas que llevan a cabo la encuadernación y empaque.
David Estrada Medrano, director de producción, comenta que el proceso para la elaboración de estos libros no es sencillo. Los archivos en formato texto son convertidos al lenguaje Braille para programar las impresoras.
Pero no son sólo letras. También se imprimen mapas, imágenes y, obviamente, números en el caso de las matemáticas, física o química.
Los libros se imprimen perforando con un sistema de puntos cada una de las hojas. Por ello, es que son tan voluminosos: un libro de primaria puede ser de hasta seis tomos, que se entrega al alumno en dos cajas, afirma el director de producción.
Una vez que está listo el libro, cada uno de los tomos se encuaderna a mano con arillo metálico. Y para que sus lectores puedan identificarlos, se coloca una portada en mica, en la que se escribe en Braille sus características.