Trump tiene su modo
¿Perder ganando?
A lo mejor eso ocurrió con el aval de la Suprema Corte a la consulta popular solicitada por el presidente de la República. Sin embargo, la Corte modificó la pregunta presidencial cuya constitucionalidad había sido duramente cuestionada.
Pregunta que, por cierto, no gustó al presidente al considerarla genérica y confusa. Como sea, seis de once ministros, la mayoría, se curaron en salud. Evitaron una confrontación con López Obrador; alegan haber defendido la doctrina jurídica basada en la realidad.
El hecho es que la Corte se vacunó contra el virus de la inconstitucionalidad y buscó quedar bien con Dios y con el diablo. Fue una jugada política, sin sometimiento pleno, para intentar dejar a salvo el prestigio de la Corte, todo lo cual muchos dudan.
Léanse las opiniones de adversarios, opositores, intelectuales orgánicos, comentócratas progresistas y muchos malquerientes del régimen quienes lamentan la resolución al llorar la pérdida de independencia del Poder Judicial y quemar en leña verde al máximo tribunal por dejarse intimidar.
Alegan que declarar constitucional la consulta ciudadana servirá más para crear inútiles “Comisiones de la Verdad” qué para emprender rigurosos procesos judiciales contra cualquier actor político, no sólo contra los cinco expresidentes, antecesores de López Obrador.
Como haya sido, la consulta ciudadana va, y la promesa presidencial de promover la democracia participativa se cumplirá. Pero lo más importante para López Obrador es la nueva victoria política, que da paso a una artimaña electoral para incidir por anticipado en la confirmación de su mandato, mantener la mayoría legislativa de Morena en 2021 y conservar el poder, casi absoluto, que detenta con deleite.