El agua, un derecho del pueblo
Unidad nacional contra vacuna
Para cuando usted lea esto ya habrán vacunado los Emiratos Árabes Unidos al 20% de su población y Bahrein al 10% de sus habitantes. México ha vacunado a 0.50% de la población en edad de ser vacunada.
La Unión América ya vacuna a ritmos de 1.06 millones por día. Joe Biden comprometió 100 millones de vacunados en sus primeros 100 días de ejercicio administrativo. Ya está en ritmo. Estados Unidos vacuna las 24 horas del día. Allá no suspenden por puentes como ya lo ha hecho México.
Del total mundial ya hay vacunadas 63 millones de personas en 56 países.
De la vacuna dependen muchas cosas y para el Presidente de México la posibilidad de contar nuevamente con un cheque en blanco en el Congreso, a quien pedirá Reformas Constitucionales para profundizar los cambios que ha pensado necesarios para el país.
Eso será, para el mandatario lo más importante.
Después lo será la normalización económica que deberá conseguirse hacia mediados del año, pero pero si se le hace bolas el engrudo con eso de la logística de vacunación, el descontento crecerá por la ya escandalosa cifra de contagiados y de muertes (ya de prácticamente 150 mil al momento de escribir estas líneas) que permitan confirmar que el gobierno no supo hacer las cosas.
Nos debe de quedar claro que una cosa es comprar las vacunas, otra el que ellas lleguen al territorio nacional y otra muy distinta el que la apliquen a la población.
Claro que para quien ya tiene la vacuna puesta, la problemática de la vacunación en el país tiene otros tintes.
Lo que puede sorprender es la manera en que el gobierno ha determinado hacer ante este reto: asume solo su responsabilidad como si no fuera oportuno que otros sectores apoyen en la tarea. Vacunar a más de 90 millones de mexicanos parece que no es cualquier cosa como para pensar en que el asunto podrá asumirse con la sola organización del gobierno.
Según mis cuentas el reto implica el poder vacunar a ritmos superiores a los 220/250 mil personas al día (no importando si es feriado) si es que deseamos terminar la tarea en el primer trimestre del año entrante.
Por ello me parce incongruente que ante el reto sanitario más importante que haya enfrentado un gobierno mexicano en toda su historia, el Presidente no haya determinado traer a la mesa de la planeación estratégica a la ciencia, a los ex Secretarios de Salud, a los investigadores y conocedores mexicanos, a los grandes grupos empresariales y a la sociedad civil para tratar de delinear lo que será la respuesta nacional al reto nacional de la vacunación urgente en el país.
México grande con grandes voluntades de apoyo como lo hemos visto en circunstancias de emergencia como lo fueron las situaciones de los terremotos en 1985 y 2017. Excluir a la población que puede y quiere colaborar en el reto es un proceso excluyente que insulta y menosprecia la gravedad de la situación que priva en el país con motivo de la emergencia sanitaria.
Mucho puede hacer la iniciativa privada del lado de otros actores y sectores ahora excluidos gratuitamente de la misión de vacunar lo antes posible a nuestra población. Eso de la unidad nacional verdaderamente no se le da al Presidente de México.
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