Teléfono rojo
SIN GAFETE
POR ISABEL ARVIDE
López Obrador es impecable.
Absolutamente fiel a sí mismo.
Por lo tanto, el error está en sorprendernos ante lo que es. Frente a lo que conocimos durante muchos años, ante lo que vivimos cuando fue Jefe de Gobierno de la hoy CDMX.
No hay una coma, una línea, un evento que se salga del guion que lo llevó a la Presidencia de la República. Y no hablemos, no solamente, de un plan de gobierno, sino de toda una concepción de país que estuvo, siempre, presente en cada uno de sus discursos.
Andrés Manuel quiere, ha querido siempre, gobernar para los pobres. Para esos olvidados de todos los gobiernos, para esa entelequia que únicamente existió en los discursos de otros gobernantes.
¿Y los demás? Y los demás, en buen español, que se jodan. No más privilegios, no más corrupción que, como todos sabemos, ha estado imbricada hasta la médula en la vida social mexicana.
¿Qué vivimos? Una austeridad de la fregada. O como se le quiera llamar. ¿Lo esperábamos?
Supongo que millones de mexicanos sí, aunque tal vez no con la intensidad que está presente, no con tantas puertas cerradas, no con tantos despidos.
¿Están mejor los pobres-pobres? Muchos, miles de miles, sí. Porque para ellos mil o dos mil pesos hacen una diferencia inmensa.
Una gran parte de la sociedad está enojada, muy enojada, con la realidad que vivimos. Por eso, con toda impunidad, puede decir una equis persona, en un equis programa de televisión, que “le pidió a un amigo matar a López Obrador”. Yo misma he escuchado en muchas voces algo semejante. Hay un enojo profundo.
Y existen, también, voces en los medios de comunicación que son “voceros” de ese enojo, que no tienen un espacio para ver o comunicar las razones, las verdades de este gobierno. Que se dedican, a veces en horario estelar, a defender intereses de ese grupo social que esta enfurecido.
¿Eso los convierte en parte de un “hampa”? Porque así calificó a un sector de periodistas López Obrador, como “hampa”.
Lo que es, también, previsible. ¿O qué esperaban cuando piden por su asesinato en televisión, cuando uno o varios columnistas lo llaman “tarado” o “analfabeta disfuncional”?
La respuesta presidencial corresponde a la virulencia de la crítica que recibe. ¿Qué es injusto, la respuesta o lo que la ocasiona?
Lo único cierto es que ese dialogo, de sordos porque López Obrador no dice nombres, porque su comunicador Jesús Ramírez a la vez que cierra acceso a las conferencias de prensa, impulsa a impresentables mentirosos en primera fila, porque los aludidos responden con insultos más graves, porque ninguno tiene la vocación conciliatoria, ese diálogo no contribuye a un sano ejercicio del periodismo.
Estamos viendo los árboles sin ver el bosque, estamos muchos ciudadanos, muchos periodistas, actuando como si fuésemos partidarios de la confrontación ciega, negativa, estamos actuando contra la realidad, todos.
Todos sabíamos de qué lado iba este gobierno. Estaría bien comenzar a entender el cambio. Ver todo, el conjunto, la bueno, lo negativo, lo que viene… Estaría bien comenzar a ver…
En Tuiter: @isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx Página: isabelarvide.com