Iguala turismo cifras de ocupación hotelera 2019 con Semana Santa 2023
QUERÉTARO, Qro., 06 de abril de 2023.- Martín Lara Becerril, vicario general de la Diócesis de Querétaro, realizó la ceremonia de Lavatorio de pies en el Centro de Readaptación Social Varonil (Cereso) de San José el Alto.
La actividad, con las personas del Cereso, se realiza desde hace más de treinta años.
Con 12 personas privadas de su libertad se recreó el momento en el que Jesús limpió los pies de sus 12 apóstoles, en un acto para demostrar humildad y vocación de servicio hacia los demás seres humanos.
Esperaban los fieles al clérigo desde horas antes de la misa; camisa blanca y pantalón de mezclilla quienes participarían de la ceremonia, túnicas de colores los doce que harían de apóstoles.
Cielito lindo y Amigo, fueron canciones que entonaron los internos a la llegada del sacerdote, a quien recibieron entre aplausos y pétalos de rosas; le pidieron atrasar la ceremonia unos minutos, para bendecirles la cruz que prepararon para la ocasión.
Previo a iniciar la ceremonia, Lara Becerril envío un mensaje del obispo, Fidencio López Plaza, para explicar que el jerarca deseaba estar con ellos, pero que debía oficiar la misa en honor del sacerdote José Sacramento Reséndiz Álvarez, quien murió la noche del martes cuatro.
Martín Lara Becerril recordó que con la ceremonia del Lavatorio se recuerda el paso de Dios por el pueblo libre.
El Jueves Santo Jesús dio tres regalos, la eucaristía; la autoridad de actuar en su nombre y, por tanto, el sacerdocio.
Un punto muy importante durante esa ceremonia fue la de amar como Jesús ama: amanse como yo los he amado, llamado que supera el mandamiento del antiguo testamento, que era el de ámense los unos a los otros.
Llamó a los internos a que nunca dejen de comulgar, para lo cual siempre deben tener preparado cuerpo, mente y espíritu.
Pidió que particularmente oren por sus sacerdotes, para que cumplan con su misión de hacer presente a Cristo; que recen para que en sus familias Dios les regale a un pariente sacerdote.
Llamó a que el amor y el perdón sea fundamental en sus vidas, a perdonar a quien los ofendió e hizo daño, pues todo aquel que perdona tiene un gran valor en la vida.
Dentro de la ceremonia el coro hizo gala de sus poderes vocales, al interpretar los cantos religiosos.
Varios de quienes estaban en las bancas voltearon orgullosos cuando la voz de uno de los barítonos retumbó en toda la capilla.
Al extender la mano para perdonar y para pedir perdón, se logra ser una persona libre; quien no perdona, es un esclavo social.
Muchas veces las heridas se van acumulando desde la niñez.
La violencia surge cuando falta amor, uno debe aprender a perdonarse a sí mismo.
«No solo hay que perdonar a Dios, no solo hay que perdonar al hermano, hay que perdonarse a uno mismo.»
El lavado de pies es un gesto de humildad, pero sobretodo, es una señal de servicio, por lo cual llamó a que los internos, permanente, en su día a día, se ayuden unos a otros, tanto en el Centro de Readaptación cómo en todos los espacios y ámbitos de la vida.
Dentro y fuera de la capilla del Cereso se invitó a participar en la ceremonia a los 880 hombres que ahí se encuentran internos.
Son cuatro los Centros de Readaptación Social en Querétaro, juntos albergan mil 170 internos, 880 en el Varonil de San José El Alto; 100 en el Femenil, 150 en el de San Juan del Río y 40 en el de Jalpan.