Trump tiene su modo
Por: Pablo Hiriart
MÉXICO, 14 de noviembre del 2016.- Con el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos se frena la discusión sucesoria adelantada que teníamos en México, porque la prioridad ahora es la defensa del interés nacional.
Tenemos precampañas presidenciales adelantadas por el hartazgo con el gobierno que no ponía un tema en la agenda después de las reformas.
Esa realidad cambió y obliga a calmar las ambiciones personales, empezando por el PRI.
Debe ser el gobierno el que encabece la convocatoria a darle cuerpo a la unidad nacional ante los peligros inminentes que implica la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos.
Si López Obrador dice que con Trump en la Casa Blanca “no va a pasar nada”, que ayude a que no pase nada.
Que deje de polarizar en el país y aporte lo que tenga de valioso para una buena negociación con el nuevo Presidente del país vecino.
Porque hay que negociar con Trump y su equipo. ¿No es así?
Y esas negociaciones no se van a ganar con frases incendiarias, sino con talento.
Por eso es hora de que el gobierno aglutine a lo mejor de la pluralidad nacional para hacer frente, con respaldo y legitimidad, a las negociaciones que se van a tener que dar.
Vamos a ver ahora a los que se opusieron al Tratado de Libre Comercio si se ponen del lado de Trump en la tarea de eliminarlo.
Esperemos que no, e impere la sensatez en los políticos del país y reconozcan que fue un buen Tratado para México, digno de defenderse, cuyo artífice fue alguien a quien algunos no quieren: Carlos Salinas de Gortari.
Todos los partidos y dirigentes empresariales y gremiales salieron a decir el miércoles 9 que necesitábamos unidad y serenidad. Sí, es una tarea del Presidente Peña articular esa buena voluntad nacional y darle cuerpo para una negociación histórica.
Y si sólo lo dijeron de dientes para afuera es preciso exhibirlos.
Con habilidad política y sentido nacionalista (en el buen sentido de la palabra), hay que armar ese frente negociador con Estados Unidos.
Hay mucha tarea antes de dar rienda suelta a las ambiciones sucesorias, por legítimas que sean. El país está primero.
Se necesita fortalecer y movilizar el sistema consular para asistir a los mexicanos que sean víctimas de atropellos en Estados Unidos. Se va a requerir mucha firmeza y talento. Para eso necesitamos unidad interna.
Puede venirse una andanada anti inmigrante y neo racista con pocos precedentes en la historia. Es necesario articular políticas de defensa de los derechos humanos y respeto a la dignidad de nuestros connacionales, legales o ilegales.
Y está el tema del muro, que México no debe pagar bajo ninguna circunstancia. Si ellos quieren poner una muralla en su territorio están en su derecho, pero será un acto hostil.
Todo lo anterior implica un cambio de agenda y de prioridades en el país.
El gobierno debe asumir el liderazgo y organizar un gran equipo negociador donde predomine el talento, y no los gritos ni los sombrerazos.
Y la sucesión, en su tiempo: 2018. No antes.