Capacita Sesa a manejadores de alimentos de la Sierra Gorda
QUERÉTARO, Qro. 1 de septiembre del 2016.- El conocimiento de las implicaciones que el ruido tiene sobre la salud de las personas ha evolucionado en los últimos años en dos sentidos. Por un lado, en cuanto a la gravedad de las enfermedades que se asocian a él, y, por otro, en cuanto a la proporción de personas afectadas. Así, se ha pasado de relacionar el ruido casi exclusivamente con problemas auditivos o de molestias sin más a vincularlo con infartos de miocardio o mortalidad fetal. Asimismo, de ser las personas de riesgo aquellas que trabajaban en ambientes ruidosos a llegar a afectar a cualquier habitante de una gran ciudad, informó El País.
Como se señalaba anteriormente, en principio, los efectos de la contaminación acústica sobre la salud se manifestaban en aquellas personas que en su ambiente laboral se veían sometidas a altos niveles de ruido y se limitaban a problemas auditivos como el desplazamiento del umbral de audición, acúfenos y la pérdida de audición. Además de estos problemas auditivos había otros conocidos como molestias: perturbaciones del sueño, estrés, dolor de cabeza…, y más tarde, también en el ámbito laboral, se comenzaron a detectar trastornos cardiovasculares y otras patologías relacionadas con respuestas hormonales. Lejos de ser problemas banales, entre los relacionados con el ruido en ambiente laboral se incluyen variaciones en la presión arterial. Se ha relacionado con la hipertensión e incluso se han establecido asociaciones entre los niveles de ruido en el ambiente laboral y un aumento del riesgo de sufrir patologías cardiovasculares más graves como ictus, infartos y, por tanto, un aumento de riesgo de la mortalidad por estas causas.
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