
Gentrificación: la ciudad no se vende, se vive
Baldor estaría orgulloso de Morena
En Querétaro, Morena en la Legislatura local parece haber encontrado su verdadera vocación: las matemáticas. Con una precisión quirúrgica, dominan las divisiones internas, las restas de apoyos y las fórmulas convenientes para operar sin perder el poder… aunque pierdan el rumbo.
El caso del proyecto hídrico de El Batán es el mejor ejemplo. Mientras la ciudadanía exige claridad, sustentabilidad y visión de largo plazo, los morenistas aplican su propia aritmética política: suman discursos, restan cuestionamientos, multiplican ambigüedades y dividen responsabilidades. Una fórmula digna del mismísimo Baldor, pero con tintes de conveniencia partidista.
Les cayó la voladora a los transas
Felifer Macías está demostrando que no solo se trata de prometer, sino de cumplir. La clausura de cinco desarrollos inmobiliarios; que afectaron a cientos y miles de personas. Momentum, Cima de Aldares, El Solar y Dos Valles residencial entre otros, que operaban sin permisos y el retiro de publicidad colocada ilegalmente en mobiliario urbano no son acciones menores; son señales claras de que en Querétaro la ley empieza a aplicarse también para los poderosos.
Durante años, fraccionadores y desarrolladores hicieron y deshicieron sin consecuencias, dejando a cientos de familias con casas de mala calidad y entornos urbanos caóticos. Hoy, la nueva administración municipal manda un mensaje firme: el negocio fácil y sin reglas ya no va.
Científico cuidadoso en sus temas
El senador Gilberto Herrera, científico reconocido y voz constante en el debate público, ha centrado sus críticas en el sistema de agua El Batán. Sin embargo, resulta curioso que en sus señalamientos omita un punto clave: las estrictas normas ambientales y sanitarias que debe cumplir el agua para llegar a un domicilio, mismas que la CONAGUA vigila y que, en este caso, el proyecto está cumpliendo.
Con su ya clásico sombrerito de paja, Herrera parece más interesado en el ruido político que en el análisis técnico. Porque si de ciencia se trata, también debería hablar con precisión sobre las autorizaciones necesarias, los procesos de potabilización y los estándares que exige la ley.
En política, como en ciencia, hay que tener cuidado con las fórmulas mal aplicadas. En una de esas, el experimento le revienta en las manos… y sin margen de error