
Libros de ayer y hoy
Cónclave. Pedir perdón al pueblo y al Padre de la Patria
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El 8 de mayo cumple nuestro Padre de la Patria 272 años de haber nacido y 214 de haber
sido asesinado por las fuerzas reales, después de haber sido defenestrado por la iglesia
católica a la que pertenecía. Aunque en 1987, la iglesia mencionada intentó pedir perdón al
cura, cosa que no quedó clara, jamás ha pedido perdón a los mexicanos que consideramos
a Hidalgo nuestro más grande libertador. Tampoco hemos visto en ese núcleo católico que se
configura creyente, la intención lógica de que como pueblo seamos avalados con la petición
de perdón del clero. El actual cónclave que se esta llevando a cabo en la Ciudad del
Vaticano y que ha hecho profesión de fe en estos días mencionando los grandes avatares
que tiene esa creencia, se pronuncia no obstante por “sanar las heridas de la humanidad” y
bueno sería que entre esas heridas estuviera la nuestra, la del gran pueblo mexicano que es
libre, gracias a que un gran sacerdote dio su vida por él.
AUNQUE QUISIERON ELIMINAR SU POSTURA DE CURA, A SU MUERTE, NO
PUDIERON Frente al hecho de que la iglesia católica se haya sumado en aquellos tiempos
de 1811, para que decapitaran al padre Hidalgo, ha habido reacciones que no han concluido
ese caso tan polémico. De hecho en este momento mejor ni se menciona. Hidalgo queda
simplemente en los prolegómenos de ese juicio y el apoyo eclesial para eliminar la figura
sacerdotal en Hidalgo y asesinarlo sin que fuera sacerdote. Falsa concepción porque los
mismos jerarcas señalan que nunca se deja de ser sacerdote. O sea que Hidalgo murió
siéndolo. La visita que hicieron a Dolores Hidalgo varios pontífices en 1987 tenía como fin
rendirle tributo y pedirle perdón por lo que habían hecho en Chihuahua en 1811, cuando
Hidalgo fue asesinado. Sobre esto se han dado a conocer documentos terribles sobre la
forma como se expresaban del cura guanajuatense, incluso sacerdotes españoles que
estaban con lo invasores. En la visita a Dolores, que yo cubrí para el diario Unomásuno,
fuera de las palabras vertidas en la misa, la solicitud de perdón no se consolidó. Los jerarcas
regresaron tranquilamente, a la ciudad de México.
CONTRADICCIONES RELIGIOSAS OFENDEN A SECTORES DEL PUEBLO
Frente a ese hecho histórico que carga de culpa a la iglesia católica, está igual de grave, el
que esa creencia haya elevado a los altares al padre Miguel Agustín Pro, uno de los
instigadores de la muerte de Álvaro Obregón. Se sabe que en el atentado anterior al
asesinato, el carro en el que iban los agresores, era del padre Pro con el que se reunían en
su parroquia. Pese a ello y que el padre Pro fue fusilado, el hecho de un crimen fue
perdonado por su iglesia, y en su momento lo llevó a los altares, donde lo adoran como si
fuera un santo. Cosa que jamás hizo con Miguel Hidalgo y se ha negado a hacer con
monseñor Óscar Arnulfo Romero, de El Salvador, curas que lucharon por la libertad de los
pueblos. En el día en el que se celebra el aniversario del cura de Dolores, se recuerda toda
esa trayectoria que siguió en la búsqueda de consolidar nuestra independencia, su gran
triunfo en El monte de las cruces en el Estado de México (otro triunfo más como el de Ignacio
Zaragoza frente a fuerzas poderosas ) y su gran caída en Acatita de Baján en Coahuila
cuando fue detenido y después asesinado. Nunca imaginaron sus asesinos que su vida en
nuestra historia, sería eterna.