El presupuesto es un laberinto
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Algunos que se van a reelegir en los congresos y presidencias municipales, en parte lo
hacen para seguir usando el dinero público, porque su desempeño, cuando lo fue, seguirá
siendo tan precario como la primera vez. Esos puestos además se usan a destajo, como lo
hizo la candidata opositora, que mientras anduvo en precampaña estuvo cobrando
felizmenete el salario que le pagaba el Senado. Y un caso de gran abuso es el de Lily Téllez
que repite para seguir ganando esos dineros por seis años, sin haber hecho nada en los
primeros. Toda su actividad consistió en lanzar vituperios y ser objeto de críticas. Un ejemplo
reciente destacado por medios capitalinos, es el que se refiere a los diputados locales que
sin tener una agenda importante en su primera elección, ahora están apuntados para seguir
faltando al pueblo. En ese caso de la Ciudad de México se menciona a diputados de todos
los partidos, un grupo numeroso de diputados que no cubrió todo el expediente de su gestión
y pese a ello, presentaron su propuesta de reelección. Los ejemplos se mencionan en todo el
país y el caso grave es el de las presidencias municipales porque, como lo habíamos
señalado en otra ocasión, la repetición de los cargos puede ir generando cacicazgos y
herencias familiares que ratifiquen esa forma de gobernar. Los puestos se pasan de familia
en familia. El problema es de la ley que no especifica claramente una investigación certera
sobre la actividad del que se reelige, para lo que debería de haber una comisión especial.
INTERESES CREADOS A PARTIR DEL ERARIO, NO LE SIRVEN AL PUEBLO
La reelección puesta en práctica en el Poder Legislativo desde el 2021, permite que los
diputados se reelijan tres veces y los senadores solo una. Los propios partidos vigilan la
pertinencia de cada reelección y desde noviembre pasado quedaron signados los que
seguirán gozando del erario público. Hay mucha apertura del INE para esta situación que a la
fecha no ha rendido frutos quizá por la prontitud de su aplicación. Pero el instituto dio la
posibilidad de que los que se reelijan puedan hacerlo aunque su partido haya desaparecido o
bien que el solicitante cambie de partido. En esta ocasión la gran mayoría de los diputados
optaron por la reelección, más en aquellos personajes que tiene la urgencia de permanecer
amparados por fuero en ese gran refugio que se ha convertido el Poder Legislativo.
EL NOBEL BENAVENTE Y SU ACTRIZ FAVORITA, DOLORES DEL RÍO.
En su obra Los Intereses creados, Jacinto Benavente exhibe las maniobras de pillos que
utilizan diversas circunstancias para seguir viviendo del dinero ajeno. Benavente nació en
Madrid en 1866 y recibió el Premio Nobel en 1922, tras una larga carrera que casi alcanza
las 200 obras. Murió en 1954. Una de esas obras, La Malquerida, ha sido representada miles
de veces y llevada al cine bajo el esquema que prohijó el longevo español; la preponderancia
de un actor central, vivo, para el que se decía había escrito la obra. Las mujeres fueron sus
favoritas, con actrices que descollaban en su época. Así sucedió en su obra Señora Ama.
Pero para sus críticos, el método muy sobreactuado ha ido cayendo en desuso. En las dos
películas de ambas obras, la actriz fue Dolores del Río. Y en la primera, en la que interviene
Benavente, ya que era guionista y productor, hace el papel de la hija, la sonorense Columba
Domínguez. María Tereza Montoya, otra diva del teatro, presumía de haber inspirado obras
de Benavente.
LOS INTERESES CREADOS ES EN TORNO A PILLOS Y EL USO DEL DINERO AJENO
Los intereses creados (Salvat 1970), tiene también un personaje apabullante, Crispín, un pillo
mayor, que induce a un joven a apoderarse de una fortuna. La obra ocupa personajes muy
propios de la Comedia del Arte, aunque se le observan antecedentes de Lope de Vega e
incluso de Shakespeare, los grandes de siempre. Pese a ello Benavente tuvo y tiene un gran
reconocimiento, sobre todo en su época. El título Los intereses creados que es lo que aplican
algunos vivales que se están reeligiendo, es sugerente y se puede aplicar, como lo hacen
los que utilizan el dinero público, para seguir viviendo a costa del pueblo.