Siete estados concentran el 50% de los homicidios dolosos, según Sesnsp
QUERÉTARO, Qro., 2 de octubre de 2024.- El 2 de octubre de 1968, la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México, fue testigo de uno de los episodios más oscuros en la historia del país. Ese día, una manifestación pacífica del movimiento estudiantil, que exigía mayor libertad política y un alto a la represión, fue brutalmente reprimida por el gobierno, dejando un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.
Cientos de estudiantes y civiles se reunieron en la plaza en el contexto de un movimiento estudiantil que, durante meses, había demandado el cese de la represión estatal, la libertad de los presos políticos y la democratización del país. La respuesta del gobierno fue contundente: tropas del Ejército y elementos del Batallón Olimpia rodearon la zona y abrieron fuego contra los manifestantes.
La masacre, que ocurrió apenas diez días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de México, dejó una mancha imborrable en la historia del país. Aunque los informes oficiales hablaron de un reducido número de víctimas, investigaciones independientes y testimonios de sobrevivientes señalan que la cifra real de muertos podría superar el centenar.
A pesar de los años transcurridos, el 2 de octubre sigue siendo un símbolo de lucha y memoria para los mexicanos. Cada año, marchas y manifestaciones exigen justicia y el fin de la impunidad para quienes ordenaron y ejecutaron la represión de aquel día. El movimiento estudiantil de 1968 marcó un antes y un después en la política y sociedad mexicana, convirtiéndose en un hito de la resistencia contra la represión y la lucha por los derechos civiles.
El grito «¡2 de octubre no se olvida!» resuena como un llamado a la justicia, la verdad y la preservación de la memoria histórica, recordando a las generaciones actuales que la búsqueda de democracia y libertad tiene un alto costo, pero sigue siendo un derecho inalienable.