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QUERÉTARO, Qro., 2 de febrero de 2025.- Cada 2 de febrero, la festividad de la Virgen de la Candelaria reúne elementos religiosos, litúrgicos y paganos en una celebración que marca el fin del invierno y el renacer de la luz. De raíces cristianas, conmemora la purificación de la Virgen María y la presentación del Niño Jesús en el templo, en cumplimiento de la tradición judía. Con una procesión de luces, la Iglesia católica consolidó esta fecha en el siglo V, fusionándola con antiguas prácticas romanas y agrícolas.
El culto a la Virgen de la Candelaria se originó en Tenerife, España, y se expandió a América durante la evangelización. En México, la celebración adquirió un significado especial al mezclarse con tradiciones prehispánicas. En la cultura mexica, el 2 de febrero marcaba el inicio del mes Atalcahuallo, dedicado a los dioses de la lluvia y la fertilidad, momento clave para bendecir las semillas destinadas a la siembra del año.
Uno de los epicentros de esta celebración es Tlacotalpan, Veracruz, donde la devoción a la Virgen de la Candelaria se entrelaza con la cultura local. Durante las festividades, la música de jaranas y arpas acompaña las procesiones en lancha por el río Papaloapan, mientras los habitantes y visitantes disfrutan de una gran variedad de tamales y atole, siguiendo la costumbre de quien encontró al Niño Jesús en la Rosca de Reyes.
Esta festividad, celebrada en diversas partes del mundo, como España, Filipinas, Italia y Venezuela, sigue siendo un símbolo de la unión entre creencias antiguas y el catolicismo. Más allá de su significado religioso, la Candelaria representa la renovación de la esperanza y la continuidad de la tradición, enriquecida con el paso de los siglos.