Líneas Quadratín
La voz popular, casi siempre sabia, acuñó tres refranes que hoy, en medio del circo motejado como “caso Lozoya”, vienen “como anillo al dedo”.
a).- “Justicia que no es pareja, no es justicia”.
b).- “Justicia que se hace a escondidas, no es justicia”.
c).- “La justicia a modo, no es justicia, es venganza”.
En el primer caso, queda claro que el “caso Lozoya” es un grosero “pacto de impunidad”, si se compara con el desaseo y con el ánimo vengativo de la persecusión contra Rosario Robles, la ex presidenta del PRD y ex jefa de gobierno del entonces DF.
Como saben, la señora Robles regresó de un viaje en el extranjero, para hacer frente a la justicia. Se presentó de manera voluntaria, sabedora de que el supuesto delito que le imputaban no era causal de prisión.
Sin embargo, a partir de una “chicanada” –una burla a la ley–, el juez de la causa decretó que la señora Robles no podía seguir el juicio en libertad, ya que existía la posibilidad de que se diera a la fuga.
Por tanto, el juzgador ordenó que la señora Robles llevara su juicio en prisión. Es decir el juez siguió el juego de la venganza.
Y es que de manera dolosa, la Fiscalía fabricó una licencia de conducir falsa, con un domicilio distinto al de Rosario Robles, lo que sirvió para fabricar la presunción de que la inculpada podría darse a la fuga.
En síntesis, resulta que Rosario Robles está en prisión a causa de una venganza ordenada desde el poder presidencial.
Y contrasta ese trato vengativo contra Roles, con el juicio en libertad que lleva el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, quien no solo se fugó al extranjero sino que debió ser extraditado, luego que fue localizado con una identidad falsa.
Es decir, a los ojos de todos queda claro que en el gobierno de López Obrador, la justicia no es pareja y, por tanto, no es justicia.
En el segundo caso, también está a la vista de todos que la justicia se lleva a cabo a escondidas. ¿Por qué?
Porque de manera caprichosa, el Poder Judicial se negó a que los medios y los periodistas pudieran tener acceso a las declaraciones de Emilio Lozoya, a pesar de que tal declaración se llevó a cabo de manera virtual.
¿Por qué cerrar el acceso a los medios y a los periodistas, del mayor espectáculo montado por el gobierno de Obrador?
La respuesta es elemenal; porque “el juego que juega” el gobierno de AMLO se llama “especulación”. Porque todas las mañanas, de lunes a viernes, el presidente especula, engaña y miente, sobre el caso Lozoya.
Y queda claro que en el caso Lozoya la justicia se hace a escondidas y, por tanto, no es justicia.
Y el tercero de los refranes populares se cumple con los dos primeros. Es decir, el “caso Lozoya” es el mejor ejemplo de que la justicia que se lleva a cabo en el gobierno de AMLO, es una justicia a modo, diseñada y operada para que cumplir un objetivo bien claro; la venganza.
Lo de menos es la justicia y tampoco les importa limpiar al país de corrupción. Esa no es más que “berborrea engañabobos”. Y es que lo que menos le importa al gobierno de Obrador son las transas de Lozoya, los cochupos en los que embarró a su esposa, a su madre y a su hermana.
Lo que importa es el circo; los nombres que revele Lozoya. Y tampoco importa si es cierto o es falso lo que declare; lo que importa es que “derle al vulgo” su porción diaria de espectáculo, el alimento diario al rencor social por los políticos y los servidores públicos.
No importan ni la impartición de justicia, ni la moralización de la vida nacional; el circo al mejor estilo de los romanos es lo único valioso; el juicio del pueblo, el repudio o el aplauso de la plebe.
“Lo dudan?
López Obrador lo dijo con todas sus letras, el martes 28 de julio.
Así lo explicó. “El llamado es a que estemos muy pendientres de todo el juicio, que no sea un asunto nada más de tribunales judiciales, que sea un asunto de un tribunal ciudadano, popular, para que todos conozcamos cual era el “modus operandi” de los delincuentes de cuello blanco”.
¿Cómo debemos entender el mensaje anterior?
En efecto, lo importante es el “circo romano”, el “tribunal ciudadano” y el “juicio popular”.
En pocas palabras; al gobierno de López nada le importan la ley, la justicia, la legalidad, la impartición de justicia, el apego al derecho…
Lo único importante es la percepción ciudadana, sobre el circo.
Pero al presidente y a su gobierno no les importa que la gente vea el juicio a Lozoya por medios digitales. No, para eso el Poder Judicial cerró el acceso digital a medios y periodistas.
Lo verdaderamente importante, es lo que diga el presidente sobre el “caso Lozoya”. Así o más claro.
Al tiempo.