Líneas Quadratín
Luego de ser uno de los presidentes que llegó al poder con la mayor fuerza posible –con un poder impensable en democracia–, hoy López Obrador es un mandatario rebasado por todos los flancos.
Lo han rebasado la corrupción, el crimen organizado y la violencia, que hoy alcanzan niveles de escándalo.
Lo rebasaron la improvisación, las ocurrencias, la estulticia, la ineptitud, la ignorancia y el analfabetismo.
Lo rebasaron las pandemias sanitaria, económica y petrolera, que tienen al país al borde de la ruina.
Lo rebasaron los hombres de empresa, a los que pretendió someter y quienes, cual experimentados “lobos de mar”, buscaron apoyos foráneos.
Y lo rebasó la sociedad, la crítica y hasta la realidad, al extremo de que hoy aprueban su gestión sólo cuatro de cada diez, de los ocho de cada diez que aplaudieron su llegada al poder presidencial.
¿Quién le hace caso hoy al presidente? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué el fracaso escandaloso del gobierno más poderoso de la historia democrática?
La respuesta se resume en dos palabras: ceguera y sordera. ¿Ciego y sordo el presidente mexicano?
Si, López Obrador es y ha sido un líder y un político que no abre los ojos a la realidad, al conocimiento, a la razón; líder y político que va por el mundo con los ojos cerrados y que sólo ve las fantasías de su imaginación.
Y López Obrador tampoco escucha. Lo cierto es que cierra los oídos a la razón, al conocimiento y a la realidad. Y es que López sólo se escucha a sí mismo; en un soliloquio permanente que cada minuto lo aleja de los mortales y de la realidad de éstos.
Por eso está cada vez más solo. Por eso sus cercanos aprendieron a decir sólo lo que quiere escuchar; saben “dorarle la píldora”; por eso la rapiña y el saqueo de los infaltables vividores que pululan en torno al más poderoso gobierno que haya conocido la breve historia de la democracia mexicana
Y es que, como saben, el de López Obrador es el gobierno que se instauró con el mayor poder imaginable. Fue electo por 30 millones de votos y, junto con sus aliados, tiene el control total de los Tres Poderes de la Unión; el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además de que pertenecen a su partido más de dos tercios de los congresos estatales.
Es decir, con todo ese poder, el presidente Obrador puede modificar a su antojo desde la Constitución, hasta todas las leyes que de ella emanan. Pero no es todo. Por si fuera poco, López arranco su gestión –hace 17 meses–, con una aplastante aceptación de ocho de cada diez mexicanos.
Tampoco ahí acaba la historia. Hoy, a 17 meses de iniciado el gobierno de AMLO, aún sigue sin aparecer la oposición partidista, lo que deja a los ciudadanos en la mayor orfandad de la historia, a merced de un potencial dictador que hace todo por destruir no sólo la democracia sino el país todo.
Sin embargo, la ceguera y la sordera de AMLO, le han cobrado una factura también impensable.
1.- Lo rebasó el rechazo popular. En horas se cumplen 17 meses de iniciada la gestión de López. En ese corto tiempo perdió casi 50 por ciento de las preferencias con las que arrancó el 1 de diciembre de 2018.
2.- Lo rebasó la crítica generalizada. Al cumplir el primer año de gobierno aún eran muchos los aplaudidores a sueldo. Hoy sólo quedan un puñado, que se cuentan con los dedos de las manos. Y es que, ante la tragedia nacional, son muy pocos los que aceptar cargar “el sambenito” de aplaudir a AMLO. Muchos saltan cual ratas del naufragio llamado 4ª T.
3.- Al enojo creciente del presidente, por la caída en su popularidad y por la creciente crítica, se suma el rebase empresarial, por la derecha y por la izquierda. Y, el mejor ejemplo lo vimos los días lunes y martes, cuando López enfureció porque los grandes empresarios consiguieron apoyo del BID, ante la crisis económica, sin mediación del gobierno; apoyo que les negó López.
4.- A ese enojo se sumó que el Banco de México “se le salió del huacal” y que los gobernadores de todos los partidos opositores lo rebasaron por la derecha y la izquierda, en el caso de la pandemia de Covid-19.
5.- A su vez, el crimen organizado está fuera de control en México. López les obsequió impunidad y amnistía, como al Cártel de El Chapo. Sin embargo, ante el vacío de poder, los grupos criminales arrebatan clientela al presidente con el reparto de despensas. Al tiempo, las cifras de muertos, secuestros, feminicidios e infanticidios se disparan a niveles de escándalo. A los muertos por el Covid-19 se suman los muertos por la violencia.
6.- A López Obrador lo rebasó la corrupción, no sólo en el sector salud, sino en el tráfico de drogas en todo el país. ¿Alguien sabe por qué el relevo en Aduanas? Sí, porque lo pidió el gobierno de Trump. Y es que por los puertos y aeropuertos sigue entrando toda la droga, los precursores químicos y sigue saliendo toda “la menta” y las drogas.
Los hechos lo confirman; el de Obrador es un gobierno rebasado. Y si dudan, formulen la siguiente pregunta: ¿Quién le hace caso, hoy, a Obrador?
Al tiempo.