Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
En los últimos cinco años aquí documenté que el gobierno de López Obrador no había cumplido una sola de las promesas como opositor.
Hoy, sin embargo, debo reconocer que me equivoqué.
¿Por qué?
Porque el presidente mexicano finalmente sí cumplió una poderosa promesa formulada desde el lejano 2007, hace 16 años, al arranque de la gestión de Felipe Calderón.
Sí, por increíble que parezca y por absurdo que resulte, en aquella ocasión Obrador prometió que hundiría Pemex.
Y hoy, 16 años después de aquella promesa, AMLO llevó a la quiebra a la otrora poderosa y rentable petrolera mexicana, que arroja pérdidas de casi 1.8 billones de pesos, al extremo de que calificadoras como Moodys y Fitch Ratings colocaron a Petróleos Mexicanos en calidad de empresa basura.
Por eso, hoy todos en el gobierno federal intentan engañar a los mexicanos sobre la marcha de la petrolera; el mismo López pretende engatusar a sus fanáticos con los “otros datos” y los directivos de la paraestatal ocultan una quiebra que asoma por todos lados.
Sin embargo, no engañar a todos todo el tiempo. ¿Por qué?
Porque la ruina de Pemex no solo es financiera, sino presupuestal, de deuda, tecnológica, de eficiencia, corrupción y, sobre todo, de capacidad directiva; ruina que, como pocas actividades del gobierno federal, retrata el descomunal fracaso de esa farsa motejada como Cuarta Transformación.
Lo cierto es que a causa de esas gemelas perniciosas llamadas ineficacia y corrupción, en Pemex se multiplican las deudas, los accidentes, tragedias y, sobre todo, en el mundo entero se prenden los focos rojos no solo por la ruina de la petrolera mexicana sino a causa de los perniciosos derrames de crudo.
Por esa razón, para el sistema financiero del mundo, Pemex es hoy una empresa basura; improductiva, endeudada, insegura y un peligro creciente para la ecología del planeta, además de que está en manos de inexpertos que parecen haber sido seleccionados precisamente para eso, para quebrar la empresa estatal, otrora orgullo de “lo hecho en México”.
Sí, en 2007, Obrador prometió hundir a Pemex y, en 2023 lo cumplió.
Hoy, la petrolera no sólo está en ruinas, sino que arrastra a todo el país a la quiebra a causa de la escandalosa corrupción y el derroche en la construcción de Dos Bocas y en la compra de la chatarra Texas Dear Park.
Y si dudan que AMLO prometió “hundir Pemex”, aquí un extracto del Itinerario Político del 28 de mayo de 2007: “A las seis de la tarde de cada lunes, en la que fue “casa de campaña” de AMLO, se reúnen en torno al líder una veintena de políticos; jefes del PRD, además de senadores y diputados federales, encargados del “gobierno legítimo” y los infaltables Manuel Camacho y Porfirio Muñoz Ledo.
“Uno de esos lunes, (en el primer año del gobierno de Calderón) llegó a la mesa el tema de la crisis de Pemex. Uno de los senadores asistentes explicó el trabajo legislativo que, sobre la materia, realizaba el PRD.
“De manera intempestiva Obrador intervino para cancelar la reunión y pidió que se quedaran sólo los senadores que hablaban de Pemex.
“Apenas cerró la puerta del despacho y Obrador estalló furioso: “¡Qué les pasa… trabajan para “el espurio” o para el movimiento”?
“Los senadores le habían explicado a López que estaba terminada una propuesta de reforma para fortalecer las finanzas de Pemex, para reorganizar su estructura, su relación con el sindicato y su papel en el mundo. Y, lo más importante, para salvar a la paraestatal de la quiebra.
“En el proyecto estaba de acuerdo el PRI, además de que la reforma incluía una buena parte de las propuestas de campaña de AMLO.
“¡No, no… no se metan con Pemex, ese es mi tema! A Pemex lo vamos a arreglar cuando lleguemos a la Presidencia”, estalló agitado López Obrador.
“Pero en el otro extremo no todos se quedaron callados. Los senadores Carlos Navarrete y Graco Ramírez argumentaron sobre la urgencia de rescatar
Pemex, la posibilidad de “jalar” al PAN y arrebatarle a Calderón “la joya de la corona”, además de romper el binomio PRI-PAN en el Congreso.
“La discusión subió de tono. A gritos, Obrador insistía: “¡no, no, no, nada que fortalezca al espurio!”, mientras que los senadores defendían que la reforma fortalecería a Pemex, al PRD y a su movimiento.
“¡No, Andrés, no podemos permitir que se hunda Pemex… por el bien del país, por el bien de todos!”, dijo también a gritos Navarrete, en abierto reto al “presidente legítimo”.
“Pero la respuesta de Obrador dejó fríos a todos.
“¡No me importa que se hunda Pemex… si se tiene que hundir, que se hunda… si tenemos que incendiar pozos, los incendiamos… pero no vamos a hacer nada que fortalezca al espurio…!
“Ya en la calle, alguno de los asistentes al ríspido encuentro soltó: “¡Andrés ya perdió la razón…!”. (Fin de la cita)
Sí, 16 años después, un delirante López Obrador hundió a Pemex.
¿Qué sigue, hundir al país?
Al tiempo.