Bienestar Michoacán, el negocio de la corrupción a costa del infelizaje
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de julio 2017.- Este lunes el diario The New York Times reveló que integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) dedicados a indagar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa recibieron mensajes de texto con un hipervínculo que escondía el programa espía llamado Pegasus, el “arma cibernética que el gobierno mexicano compró por decenas de millones de dólares” y con el que también documentó que se intentó instalar en periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos.
Los investigadores nombrados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dicen que se toparon con muchos obstáculos en su trato con el gobierno mexicano, como el rechazo a compartir documentos o permitir la realización de entrevistas clave e, incluso, con una indagatoria penal en represalia a su trabajo, documenta el reportaje.
“Ahora hay evidencia forense que demuestra que los integrantes del grupo también fueron blanco de tecnología de espionaje”, indica.
Los miembros del GIEI que indagaban la desaparición de los 43 estudiantes normalistas dicen que recibieron mensajes SMS idénticos en sus teléfonos propios, que los incentivaban a darle clic a un enlace que convierte al celular en un aparato de espionaje al posibilitar el monitoreo de las llamadas, los correos, los mensajes de texto, calendarios, contactos y hasta la cámara y el micrófono.
“No estás interviniendo el teléfono de cualquiera, sino de alguien que tiene inmunidad”, dijo Francisco Cox, abogado chileno y uno de los integrantes del grupo. “No podían ni siquiera revisar mis maletas en el aeropuerto”.
“Si esto le puede suceder a un órgano independiente que tiene inmunidad y que fue invitado por el mismo gobierno, da miedo pensar qué le podría pasar a un ciudadano común en México”, añadió.
“Citizen Lab y nuestros socios estamos encontrando a personas afectadas por el programa espía de NSO prácticamente donde sea que volteamos a ver en México”, mencionó John Scott-Railton, investigador sénior de Citizen Lab, parte de la Facultad Munk de Asuntos Globales de la Universidad de Toronto.
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