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QUERÉTARO, Qro, 28 de marzo de 2021.- Con el respeto a las medidas sanitarias, como el aforo controlado en los templos, los fieles queretanos iniciaron las conmemoraciones de la Semana Santa de este año, con el Domingo de Ramos.
En 2020, por la emergencia sanitaria causada por el Covid 19, todas las ceremonias fueron suspendidas. Los templos católicos permanecieron cerrados para detener los contagios de la enfermedad. Los católicos vivieron la Semana Santa en casa.
Este año, ya con el Escenario B, la feligresía se atreve a salir a la calle. Se atreve a acudir a misa de Domingo de Ramos, a comprar sus palmas o sus cruces afuera de los templos que lo permiten, pues no en todos se permitió la venta de estos productos.
En el templo de La Cruz los vendedores de palmas “torean” a la autoridad, pues los encargados de recinto no dieron autorización para su venta.
En San Francisco, los vendedores de palmas se colocan en el andador 5 de Mayo, junto a todos los artesanos que lo ocupan para vender sus productos a los visitantes que poco a poco llegan a la ciudad para pasar las vacaciones de Semana Santa.
En La Congregación los vendedores de palmas dicen que los curas les dieron permiso de vender en el atrio. Ya los conocen, pues todos los años comercializan sus productos en ese templo.
Este año, señalan, las ventas han caído más de la mitad. “La gente olvidó que era Domingo de Ramos. La pandemia hace que se nos vayan las fechas”, dice Gaby, una vendedora de palmas de segunda generación, pues sus padres comenzaron con la tradición de vender este día las cruces que ellos mismos elaboran.
En el templo de San Francisco las misas se llevan a cabo a puerta cerrada, para evitar que los devotos ingresen de manera descontrolada al templo y se rompa con el aforo permitido.
Hacen fila afuera del recinto, en espera de que se abran las puertas y puedan pasar, luego de recibir gel antibacterial y pasar por los tapetes sanitizantes dispuestos para la ocasión.
Uno por uno entran, mientras les explican cómo deben ocupar las bancas. Dos fieles en una, uno en otra, para evitar que estén muy cerca.
Las mujeres voluntarias que ayudan en la logística (en todos los templos se les pudo ver coordinando el acceso) avisan a las encargadas de las puertas que ya deben de cerrar, el templo está lleno. Muchas personas se quedan afuera, a pesar de que se habilitan todos los espacios disponibles, como la capilla del Santísimo y un salón aledaño a la nave principal.
Este año no hay procesiones en las calles. Se evitan las congregación de gran número de personas en las calles y en los templos. Es la nueva normalidad en tiempos de pandemia, enfermedad que no ha minado la fe de los queretanos.