Libros de ayer y hoy
Lo más probable es que el mal humor social que hay en el país se refleje en los resultados electorales del 5 de junio. Y aunque los comicios tienen un fuerte ingrediente local, lo lógico es que los platos rotos los pague el PRI.
Con el descontento que hay, pedirle al partido gobernante va arrase en los comicios del próximo mes es tan ilusorio como plantar un manzano y exigirle que dé cerezas.
Al PRI le puede ir muy mal en las próximas elecciones porque la gente está enojada con el gobierno, y no lo va a premiar dándole votos a su partido.
Dicen algunos priistas que si no ganan nueve de las doce gubernaturas en juego, el gran derrotado será Manlio.
Están equivocados. Si el PRI pierde de manera contundente el 5 de junio los derrotados serán todos ellos porque también van a perder la Presidencia en 2018.
Es curioso que así suceda, porque hoy tenemos una situación económica mejor que Brasil, Rusia o Argentina.
Bajaron las tarifas del teléfono. Bajó la luz, bajó el gas, la inflación es de las menores del mundo y el campo exporta como nunca.
Pero la gran mayoría de la población está descontenta, y lo que más se rechaza de este gobierno son las reformas.
Ya vendrá el momento de analizar por qué el gobierno no pudo cambiar el ánimo social -y dejó el terreno libre a merolicos sin presentarles batalla en el terreno de la opinión pública-, pero de que el enojo se va a reflejar en las urnas el próximo mes, es muy posible.
El descontento social, más el desastroso desempeño de varios gobernadores priistas, no permiten pensar que el PRI sea la aplanadora que le piden a Manlio que sea.
Salvo en Sinaloa e Hidalgo, donde el PRI lleva 30 y 35 puntos de ventaja, respectivamente, todo lo demás es incierto para el partido gobernante.
En Veracruz, por más cuestionamientos que tenga el candidato de la alianza PAN-PRD, Yunes Linares es el opositor del gobernador Duarte y con eso lleva las de ganar.
En Oaxaca, si gana el PRI será porque el voto de la izquierda está atomizado, y no por su candidato Alejandro Murat que no conoce el Estado.
Y de los demás no hay un solo pronóstico que se sostenga. Ahí donde aventaja el PRI por seis u ocho puntos, se va a cerrar.
La tendencia de las elecciones relativamente recientes, es que las preferencias tiendan a cerrarse. El PRI no gana por inercia, como antaño, y menos aún con el enojo prevaleciente.
¿Alguien cree que en Chihuahua el PRI va a barrer, cuando el gobernador no ha podido explicar, en dos años, cómo se hizo de la propiedad de un banco?
Aguascalientes está cerrado.
En Tlaxcala va arriba el PAN.
En Puebla puntea con holgura el PAN.
Quintana Roo se ha cerrado.
Tamaulipas es una incógnita por la dificultad para hacer encuestas.
Zacatecas se va a cerrar. Durango también.
La realidad del país, en cuanto a ánimo social, no puede ser ajena a la opinión del ciudadano en las urnas. Y eso, seguramente, lo veremos el 5 de junio.