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QUERÉTARO, Qro., 12 de noviembre de 2022.- Hay quienes por más de una década acuden a fiscalías y se enfrentan a procesos revictimizantes, tras vivir a la desaparición de sus seres queridos. Hasta de una familia completa se ha llegado a exigir la localización y lo único que se logra es tener que recorrer varias veces el país, con la esperanza de que llegue a registrarse un avance.
Para visibilizar la situación a la cual se enfrentan, exigir el apoyo de las autoridades y buscar la empatía de la población, es que familiares de esas personas desaparecidas se apoderaron de la Plaza Mariano de las Casas, en el Centro Histórico de Querétaro, en ella se colgó un hilo rojo para mostrar algunos de esos rostros, de quienes se anhela volver a abrazar.
PROCESO REVICTIMIZANTE Y LENTO
Entre esas personas que jamás han dejado de buscar se encuentra Juan Pedro Pérez Reséndiz, quien tan solo este año acudió ya cinco veces a Veracruz, en busca de su hermana, su cuñado, su sobrina.
Recordarlos corta la voz, sobre todo ante la reiterada insistencia de la Fiscalía de aquel estado, de que tienen restos que podrían ser ellos. Juan Pedro sabe que debe exigir que se cumplan todos los protocolos; ser parte de quienes están en búsqueda lo hizo enterarse de casos en los que, tras recibir los supuestos restos de sus seres queridos, de creer que la búsqueda concluyó, un día se enteran de que todo fue falso, pues afortunadamente aparece el familiar vivo.
Juan Pedro, al igual que quienes están en búsqueda, quieren ver a sus seres con vida, de ahí que aprovechan cualquier espacio para publicar su imagen, hablar de ellos y esperar que alguien los reconozca.
Lleva las imágenes de su hermana María Dolores Pérez Reséndiz, desaparecida a los 46 años, de su cuñado Javier Sánchez Jiménez, a los 46, y de su sobrina Karen Navidad Sánchez Pérez, a los 19.
La última vez que supo de ellos estaban de vacaciones en Veracruz, donde tenían una propiedad, los vecinos informaron que no llegaron. Tras dos días sin saber de ellos, determinó ir a la Fiscalía. Eso ocurrió el tres de septiembre del 2016.
El proceso ha sido complicado con el estado de Veracruz, se realizaron diversas mesas de trabajo, pero cada cambio de personal en la Fiscalía obliga a que deba acudir una y otra vez a reiterar lo que dejó asentado en el expediente.
La Fiscalía encontró una fosa clandestina en el 2021, en este año ya realizó Juan Pedro cinco mesas de trabajo, en ellas, los agentes no le dieron alguna prueba de que en realidad se trate de sus seres queridos. Solo se le ofrecen resultados de ADN, él sabe que debe exigir antropológicos y dentales.
“Esta última vez que fuimos se comprometieron, incluso por escrito, a hacer un nuevo cotejo, ampliar los perfiles genéticos, de 15 marcadores que eran, anteriormente, a 24, para que sea más confiable, al parecer ya los tienen. El 25 de este mes vamos a ir nuevamente a mesa de trabajo y esperemos que ya nos den fecha para la recepción de los restos, si es que son ellos.”, expuso Juan Pedro.
Cada que se le convoca es dejar todo para acudir a Veracruz, llegar un día antes, irse un día después; volver a vivir la historia, una y otra vez, con la esperanza de saber qué pasó con sus seres queridos.
“Vamos a estar con mucha incertidumbre, todavía, de que realmente los restos que nos entreguen no sean de nuestros familiares, no nada más pasa con nosotros, pasa con muchas familias, ha pasado, incluso, que les entregan restos a los familiares y después aparece el familiar, que estaba vivo.”, indicó Juan Pedro.
DIEZ AÑOS DE ESPERAR UNA LLAMADA
Desde el 2012 busca Isabel Olvera Badillo a su hijo, Uriel Rangel Olvera; estaba en Apatzingán, Michoacán, desapareció junto con otras seis personas, tenía 20 años.
Isabel recorre todos los lugares que puede acompañada de la imagen de su hijo, con la esperanza de que alguien lo identifique.
Son diez años en los que Isabel espera que suene el teléfono y que sea él quien se comunique.
NECESITA SABER DE SU HIJO
Guadalupe Arias comenzó la búsqueda de su hijo, Francisco Javier Mendieta Hernández, desde el 2012, tenía él 15 años.
Tras realizar la denuncia, no ha existido un solo avance, indicó Guadalupe, al reiterar su llamado de que, si alguien lo ve, dé aviso.
“Si alguien lo ve, si saben, que dé razón de dónde está, qué ha sido de él, porque no sabemos nada.”, declaró Guadalupe Arias.
VARIAS FAMILIAS EN LA INCERTIDUMBRE
Son diversas las voces y muchos los años de buscar a sus seres queridos, indicó Brenda Rangel, del organismo social Desaparecidos Justicia, AC.
El 10 de noviembre del 2010 fue la última vez que supo de su hermano, Héctor Rangel Ortiz, quien tenía 27 años la última vez que se supo de él. Lo último que supo es que se encontraba en Monclova Coahuila.
ESTUDIANTES Y SOCIEDAD ORGANIZADA SE SUMAN A LA EXIGENCIA
Estudiantes del Tecnológico de Monterrey, artistas y Saca la Bici se unieron a la movilización que se realizó para exigir respuesta a las autoridades. Se generó el movimiento para hacer conciencia a la población y buscar que se solidarse.
Se trata de un festival que surgió para recordar a José Esau Ugalde Vega, quien desapareció en septiembre del 2015 y de quien sus familiares recibieron el cuerpo en diciembre de ese año. Un muy difícil proceso.
Los integrantes de Saca la Bici realizaron una rodada, artistas regalaron sus representaciones.
Karen y Valeria, estudiantes del Tecnológico de Monterrey, indicaron que desde la academia se buscó visibilizar el tema de las desapariciones, tanto las forzadas como voluntarias.
Indicó que se colocó un hilo rojo en la plaza, para que con el concepto Sangre de mi Sangre, a través de las imágenes pueda la población dimensionar la problemática y solidarizarse.
Se trata de alzar la voz.
“Queremos un lugar seguro, estamos cansados y cansadas de que no podamos salir con seguridad, que tengamos miedo, que diez mujeres al día sean víctimas de feminicidio (en el país). El Tec de Monterrey está dispuesto a ayudar a que esto se visibilice y se erradique.”, indicaron Karen y Valeria.