Líneas Quadratín
La resolución del juez Ganther Alejandro Villar Ceballos, en el sentido de recluir nuevamente en el penal de Santa Martha Acatitla a la ex secretaria de SEDESOL Rosario Robles, nos remite a una reflexión que podríamos considerar como luz y sombra de una tragedia política.
A Rosario Robles seguramente de nada le servirá que en el imaginario colectivo ella sea considerada como una víctima de la deslealtad con la que se han comportado quienes fueron sus principales compañeros de viaje en la instrumentación de la llamada Estafa Maestra.
Rosario no actúo sola y menos por su propia iniciativa en el espinoso caso que hoy la tiene en prisión como repetida medida cautelar.
El jefe de todos en ese evento, sin duda, fue el ex presidente Enrique Peña Nieto. El instrumentador financiero de todo el sexenio peñista, Luis Videgaray, necesariamente tuvo que conocer el entramado de la fraudulenta operación.
Y el ahora senador Miguel Ángel Osorio Chong, encargado en aquellos tiempos de la conducción política del país, debió estar enterado de la decisión de configurar el peculado millonario que tuvo como fachada la SEDESOL de Rosario Robles.
Ni Peña, ni Videgaray, ni Osorio, han emitido siquiera una opinión siquiera a la verticalidad de Rosario de no denunciarlos y cargar con el peso jurídico de la culpa por el mencionado ilícito.
Un elemento a considerar es la venganza que pudieron tomar la pareja Bejarano-Padierna por el hecho de que en el negligente episodio de los videos en los que el argentino Carlos Ahumada entregaba fajos de billetes tanto a Bejarano como a Carlos Imaz, Rosario Robles vivía un tórrido romance con el pillo del sudamericano.
¿ Rosario vive un episodio más de la traición política?
Tomo una reflexión de Alejandro Reyes Posada sobre el texto El Elogio de la Traición:
“Con el título de ‘Elogio de la traición’ y el subtítulo ‘Sobre el arte de gobernar por medio de la negación’, Denis Jeambar y Yves Roucaute, dos influyentes analistas y pensadores franceses, ofrecen una nueva mirada a la política contemporánea, cuyo objeto es gobernar la ultramodernidad.
Jeambar y Rocoute sostienen que los grandes estadistas modernos han sido todos grandes traidores. Impidieron, mediante la negación y el pragmatismo, las polarizaciones que amenazaban destruir sus sociedades, incumplieron las promesas de redención que los llevaron al poder y defraudaron a los seguidores que creyeron alcanzar con ellos su propio éxito personal. Con ello, salvaron la democracia y la pluralidad de fuentes del poder, siempre cambiantes e inestables, como sus sociedades. El gran traidor es respetuoso de la ley y la diplomacia, esos frutos maduros de la mentira, la transacción y el compromiso. Sacrifica la inercia del pasado para abrir camino al futuro.”
Muchos de esos pragmáticos hechos políticos se configuran en el caso de Rosario Robles, quien una vez más padece la tortura de la prisión mientras que en nuestro país ocurren contradicciones jurídicas como el hecho de que un pillo como Emilio Lozoya, acogido a un manipulado “criterio de oportunidad”, disfrute de una medida precautoria que le permite cenar frecuentemente en lugares de gran lujo como el Hunan.
EN TIEMPO REAL.
1.- En Quintana Roo las autoridades federales de la Cofepris están a punto de capturar al pillastre de Miguel Pino Murillo, quien ha traficado con certificaciones para personas del sector servicios en la entidad. Cobra por cada gafete falso que otorga. Y al parecer ya lleva en la bolsa varios millones. Por eso se da la gran vida en los restaurantes más caros de Cancún y de Playa.
2.- Muy mal apadrinada anda la aspirante a magistrada electoral Sandra Delgado. La han quemado promoviéndola en varias columnas políticas cuando todavía falta mucho tiempo para la decisión. Debe tener cuidado porque puede embarrar en un lance complicado al líder morenista Mario Delgado.
3.- En la galería de los defraudadores al fisco, encabezada por la impresentable Laura Bozzo, que deberá pagar a Irina Maeva y su pareja, ahora se suman los Gómez Mont y, agárrese, nuevamente todos los implicados en los turbios manejos de Caja Libertad. ¡Qué bonito país¡