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COLÓN, Qro., 2 de abril de 2014.- En su intento por lograr evadir a los marinos que le perseguían desde la mañana del domingo 30 de marzo, Enrique «El Kike» Plancarte Solís, pasó la noche a la intemperie, escondido entre sembradíos de nopal y alfalfa e incluso intentó comprarle a un lugareño su celular: le urgía hacer una llamada, informó Reforma
De acuerdo con testimonios de autoridades locales y de lugareños que presenciaron el operativo en el que terminó la vida del segundo a bordo de Los Caballeros Templarios, a Enrique Plancarte se le acabó la suerte el lunes.
El domingo, Plancarte y sus acompañantes, al menos dos, se encontraban dentro de la casa ubicada en la calle Prolongación Puebla sin número, de la cabecera municipal de Colón, donde veían el canal National Geographic en la pantalla de 34 pulgadas que tenían en una de las dos habitaciones.
A ese lugar llegaron los elementos de la Semar y comenzaron el operativo, cerraron los accesos, tanto el que da a la calle Guanajuato, como el que conecta a la carretera rumbo a Tolimán; pero Plancarte habría logrado escabullirse por la parte trasera de la vivienda, subir a la azotea y brincar a otra calle.
A pesar de que había más de 200 elementos, buscándolo en camionetas, y dos helicópteros artillados, el pasado domingo 30 de marzo «El Kike» Plancarte logró evadir caminando a los efectivos de la Secretaría de Marina.
«El día del operativo que hubo, el domingo, bajó bien tranquilo acá de este lado y acá estaba todo el relajo y él bajó por acá tranquilito. Imagínese, súper megainteligente, hasta traía su pantalón de mezclilla roto de la pierna», relató una vecina de la calle Guanajuato, aledaña a la última vivienda de Plancarte.
Así, tranquilo, Plancarte habría bajado por la calle Puebla hasta la esquina, donde se ubica la Presidencia Municipal y, de ahí, perfectamente pudo doblar a la derecha, andar otras cuatro calles y llegar a los límites de la cabecera. Desde ese punto en adelante todo es cerro. En este lugar se habría refugiado desde el mediodía, hasta la tarde del lunes.
Incluso, de acuerdo con el Secretario de Seguridad Pública Municipal de Colón, Abel Sánchez Ledesma, intentó comprarle un celular a un lugareño.
«Le urgía comunicarse con alguien, necesitaba comunicación. El vecino se espantó y se alejó de él».
Los marinos pidieron el apoyo a la Policía Municipal para ampliar el cerco de búsqueda de Plancarte; lo tenía copado.
Cerca de las seis de la tarde, un helicóptero que participaba en el operativo ubicó a una persona con sus características y dio el aviso. Se armó el cerco.
Estaba escondido, quería llegar a algún camino, estaba rodeado, los marinos los conminaron a entregarse pero se resistió. Se quiso dar a la fuga y disparó y ahí (los ultimaron)», relató el mando.
Fueron unos 40 minutos de balazos esporádicos en la zona agrícola de la comunidad de El Lindero, colindante con la cabecera municipal de Colón.
Ahí, rodeado, en el Ejido Nuevo Colón, Plancarte hizo un último intento, disparó a los marinos quienes lo hirieron.
El Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido –quien confirmó ayer la muerte del capo–, explicó que Plancarte falleció antes de ser trasladado.