¡Cuida tu dinero! mantén activa tu Afore de forma rápida y sencilla
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de abril de 2019.- La sensación que provoca el discurso de igualdad e inclusión no sólo modifica nuestra propia conducta, nos hace creer que somos parte de una sociedad donde cualquier expresión de violencia y discriminación son mal vistas y condenadas.
“Como cualquier anomia social, en cualquier momento saldrá de plano para hacernos pensar que estamos en una nueva sociedad. El capitalismo es capaz de hacer esto. Se apropia de cualquier tipo de discurso —en pro de un cambio social— y lo usa a su favor para que, incluso, uno pueda celebrarlo pensando que se es más incluyente”, destacó en entrevista Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.
De acuerdo a un comunicado de la Máxima Casa de Estudios, el discurso se desvanece cuando la xenofobia, la discriminación y el racismo se manifiestan en hechos violentos como el atentado supremacista contra dos mezquitas, ubicadas en Christchurch, Nueva Zelanda, o el perpetrado en Oslo, Noruega, contra un campamento juvenil.
La violencia se encuentra en todas partes del mundo y en todas las clases sociales. Michael Moore la llevó a la pantalla grande a través de su documental Masacre en Columbine.
El académico universitario refirió que matanzas como éstas siempre han sucedido, la diferencia radica en que ya no sólo se da en estratos bajos, sino en poblaciones blancas y de clase media.
De acuerdo con Trujillo Correa estos eventos son el efecto de una estructura social que nada tiene que ver con la individualización ni con un problema novedoso, es más bien, una misma melodía tocada en diferentes tonos. Es el ejercicio de la individualidad por encima de la colectividad.
Continúa en Quadratín México