No hubo trompadas

El primer viaje del sexenio fue breve pero intenso… exitoso si se mira al presidente Trump como agresivo estratega para someter al rival o al presidente López Obrador reclamando incontables agravios…

Contrario a lo esperado, la fiesta ocurrió en santa paz; miel sobre hojuelas… Ambos mandatarios traían tapabocas…

Trump no se lo quitó para mencionar el muro de la ignominia, la inseguridad criminal o las malditas drogas… dijo todo lo contrario a lo que piensa; fue prudente; se mordió la lengua…

López Obrador tampoco se quitó el tapabocas para reclamar insultos, discriminación y maltrato a nuestros paisanos que diario se la rifan, ni la altanera agresión a los “dreamers”, ni el atropello a los derechos humanos de los migrantes centroamericanos; tampoco le refrescó la memoria de sus amenazas por imponer aranceles, ni le reclamó por habernos descrito como narcotraficantes, polleros, violadores y asesinos; como “bad hombres”…

Ambos mandatarios socios y vecinos sólo se quitaron el tapabocas para lanzarse elogios mutuos…
El discurso de López Obrador sorprendió gratamente; actuó como Jefe de Estado no como rijoso callejero…
El encuentro entre ambos titanes del populismo se esperaba con morbo; no hubo enfrentamiento; no hubo sangre… nadie sometió a nadie; fallaron los malos augurios…
Al canciller Marcelo Ebrard, a la embajadora Martha Bárcena y al primer yerno Jared Kushner les tocó planchar las arrugas del encuentro; hasta el inquisitivo Porfirio Muñoz Ledo aplaudió el resultado de un trabajo diplomático fino, serio, patriótico, impecable y excepcional; quienes pensaban que el encuentro sería un acto a favor de la reelección de Trump, se equivocaron, asegura el veterano diputado…
Ahora, queda abierta la puerta a una dimensión desconocida…