Cambio de coordenadas
Por: Pablo Hiriart
MÉXICO, 6 de diciembre del 2016.- La relativa paz que hemos tenido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial puede llegar a su fin por la desmesura e ignorancia del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El mundo está amenazado por sus cuatro costados, y a México en particular le esperan tiempos complicados por la guerra comercial y migratoria con la cual Trump nos amaga.
La semana pasada el Presidente electo de EU tomó el teléfono para hablar con la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-wen, lo que fue una bofetada al gobierno chino.
Jugar con China a las vencidas en ese terreno es jugar con fuego.
Se le pueden poner más barreras arancelarias y habrá tensión en las relaciones de todo orden con el gigante asiático.
Pero tener trato directo con la presidencia de Taiwan es un paso hacia la crisis militar con la principal potencia nuclear después de Estados Unidos.
Se pueden tener tratos comerciales con Taiwán, pero no diplomáticos porque eso es China.
Por alguna razón los presidentes de Estados Unidos, desde 1979, se han abstenido de hablar con los jerarcas de Taiwán, que es considerada oficialmente como parte del territorio chino.
Tump rompió esa tradición que no obedece a una cortesía diplomática, sino a un factor vital para tener paz con la China vencedora de la guerra civil protagonizada por Mao Tse Tung y Xian Kai-shek.
Es tanta la imprudencia de Trump en sus relaciones internacionales, que antes de hablar con Tsai Ing-wen ya había declarado a China como un enemigo comercial de su administración.
Duro y dale contra los chinos. Desde la campaña no ha parado.
No nos extrañe que en las primeras semanas de iniciado el gobierno de Trump, el gobierno chino dé un zarpazo en algún lugar de su entorno geopolítico, como es el Mar del Sur, donde hay islas en disputa con Vietnam.
¿Qué va a hacer la administración de Donald Trump si Xi Jin-ping le devuelve la bofetada con un movimiento militar de esa naturaleza, por ejemplo?
¿Se va a echar para atrás o va a escalar el conflicto?
El mundo está en peligro por la insensatez del próximo inquilino de la Casa Blanca.
Sus reacciones serán imprevisibles luego de que en la subasta de ayer de la Secretaría de Energía los chinos ganaron el bloque de yacimientos de hidrocarburos inmediato a la frontera con Estados Unidos, en el Golfo de México.
Con ello China tendrá información privilegiada sobre las reservas estratégicas de hidrocarburos de Estados Unidos (y desde luego de México).
Trump ha enfriado lazos con la OTAN.
Se manifiesta en contra de la Unión Europea y alienta los nacionalismos en el viejo continente.
A Irán, que tiene un gobierno chiita –moderado- ya le juró agresión para desmantelar sus plantas productoras de energía nuclear.
Como secretario de Defensa nombró al general retirado James Mattis, un halcón apodado Perro Rabioso, con 41 años en el cuerpo de Marines y jefe de tropas en Afganistán e Irak.
Y encima de todo lo anterior, asegura que nos va a hacer pagar el muro fronterizo que por dignidad jamás deberíamos aceptar construir.
Hay que negociar con él, sí, no queda más remedio porque no podemos evitar la vecindad.
Y no perdamos de vista que estamos ante una persona impreparada para entablar relaciones soberanas, que son de igual a igual.
Ahí viene el conflicto con China. Y los que le siguen, entre ellos nosotros.