Libros de ayer y hoy
Un Frente frío
Pablo Hiriart
Anaya se salió con la suya de tener un Frente que le permita ser candidato presidencial, en tanto que el PRD le dio la espalda a Mancera y se fue con el panista para asegurar posiciones en el Congreso y, de ser posible, en el gabinete. Dicho y hecho. No hay novedad.
¿Cuál es el perfil ideológico del Frente? No tiene, y tal vez es mucho pedir.
Pero entonces ¿cuáles son sus propuestas básicas? Tampoco tiene. Y eso que dicen haber trabajado meses en “el programa” en torno al cual saldría el candidato.
Cuentos. No hay tal programa ni existe proyecto alguno. Sólo hay candidato.
Sabemos muy bien cuáles son sus “antis”. Es anti priista. Anti López Obrador. Anti Calderón. Anti Fox. Y está en contra de la corrupción, como todos dicen estarlo.
¿Qué sí lo define? No hay nada, absolutamente nada.
Planteó su candidato Ricardo Anaya, del PAN, que cuando llegue a la Presidencia va a otorgar una “renta básica universal” a cada mexicano por el sólo hecho de serlo.
Es un disparate financiero, inconcebible en un panista, y un acto de injusticia social, increíble en un perredista.
Va a tener que quitar 500 mil millones de pesos del presupuesto, eliminar programas sociales, para darle 500 pesos al mes a cada ciudadano mayor de edad, sea cual sea su situación económica.
Le va a quitar a los pobres para darle a quienes no lo necesitan.
Y ya hemos visto el fracaso histórico del populismo que se basa, precisamente, en quitar a unos para dar a otros.
Dice que va a encarcelar a los corruptos. Muy bien, pero la idea del PAN y del PRI era crear una fiscalía autónoma que actúe contra la corrupción. Y que ese combate no dependa de la voluntad del presidente en turno, sino de la acción imparcial de una institución: la Fiscalía.
En Estados Unidos nadie se pregunta qué va a hacer Trump contra sus enemigos políticos. Los ojos están clavados en lo que haga Robert Mueller, un fiscal autónomo.
Anaya le puso una golpiza al ex presidente Felipe Calderón por su estrategia de seguridad. Bien, no le gustó esa estrategia, pero cuál va a ser la suya.
¿Cómo va a hacer él para evitar que aumente la criminalidad y que los integrantes de los cárteles no se maten entre ellos?
¿Va a sacar al Ejército? ¿Va a despenalizar las drogas? ¿Qué va a hacer?
No se entiende lo que quiere con la economía. Irá afinando una propuesta, pero durante meses él y sus aliados -Dante y Barrales-, nos dijeron que estaban trabajando en ella para tener “primero el programa y después el candidato”.
¿Cuál va a ser la política fiscal de Anaya? ¿La que está por cobrarle más al que gana más (PRD)?, ¿o la que está por cobrarle más al que consume más (PAN)?
Anaya llegó a la candidatura presidencial y tras de sí dejó un reguero de panistas atropellados. Eso lo pudo lograr de manera exitosa porque tenía el control del partido. Con habilidad eludió competir, y esa ventaja ya no la va a tener.
Deberá competir contra Meade y contra López Obrador, sin un partido cohesionado que lo respalde.
Los votantes le huyen a los partidos divididos. Ruffo le dijo “pus” a Margarita y a Calderón.
Madero, ex presidente del partido, llamó públicamente -aunque no en persona- “pendejo” al ex presidente Fox, el que derrotó al PRI luego de 70 años de gobernar ininterrumpidamente y llevó al PAN a Los Pinos.
Los perredistas también están divididos, aunque sus dirigentes se hayan logrado cohesionar en torno a las expectativas de cargos en el Congreso.
No hay certidumbre en nada con el Frente. Ni en cómo va a gobernar, ni si van a sumar a todos los que lastimaron o se ahonda más la herida.
Es un Frente frío.