Libros de ayer y hoy
Pablo Hiriart
Morena es un partido que chapotea en corrupción y su gobierno pasará a la historia como el ícono de la destrucción y la mentira, pero podría ganar las elecciones del próximo año gracias a un sorpresivo aliado: la oposición.
¿No van a ir unidos PAN-PRI-MC y PRD en las 15 gubernaturas que se juegan el próximo año?
Por lo visto, no.
Ni en las candidaturas a congresos estatales ni en los distritos para diputados federales.
Así podríamos ver, por ejemplo, al pujante estado de Querétaro, líder de la industria aeroespacial en el país, con 80 empresas de ese tipo, caer en manos de los señores del caballo y el trapiche.
O que se cierren fábricas en Nuevo León a través de consultas populares porque afean el paisaje, como dice el presidente, o le roban el viento a los pobres, según el secretario de Medio Ambiente.
Total, ya sabemos, el pueblo manda... con votaciones ilegales armadas por la secretaría de Gobernación.
Lo más asombroso, como caso para el anecdotario universal de la insensatez política, sería que los partidos de oposición no hicieran acuerdos por distritos, y apoyarse, para impedir que Morena y sus aliados tengan mayoría calificada en la Cámara de Diputados.
Morena ya armó su tándem y su lema: aliado al Verde y al PT, van por "la defensa de AMLO".
La oposición, en cambio, rezonga con que el PAN no quiere al PRI y los priistas ven mal a los panistas, lo cual tiene razones y raíces. Olvidan, sin embargo, que fue la confluencia de esas dos fuerzas la que hizo posible la apertura económica y política del país, así como el inicio de una modernización inacabada.
Resulta cómico ver que ambos partidos se acomplejan porque les llamen "el PRIAN", como si eso fuera un tema de fondo en las próximas elecciones.
Nada hay más impúdico que la alianza Morena-Verde, pero en esos partidos saben de elecciones y van a sumar pese a las críticas. López Obrador tiene claro lo que quiere: todo el poder para él.
La oposición, en cambio, parece no asimilar que la batalla del 2021 es por el rescate de la nación.
Sin ganarle a Morena el próximo año, olvidémonos del 2024.
Con Congreso y mayoría de estados en su poder, los partidos de López Obrador concretarán lo que han intentado hacer para consolidar lo que queda de su proyecto: un país empobrecido y ciudadanos a merced del gobierno.
Sin una robusta oposición política, van a confiscar lo que les venga en gana sin pasar por la autorización de un juez.
¿Exagero? Ese proyecto lo pretendió pasar Morena en este periodo de sesiones, con una iniciativa de ley enviada por el Ejecutivo. Se lo impidió la oposición unida en la Cámara de Diputados, en dos votaciones consecutivas.
Van sobre la propiedad privada, para que el gobierno pueda intervenir sin restricciones legales en domicilios e inmuebles particulares a ver qué posee cada quien, como lo propuso el presidente de Morena hace unas semanas. ¿Ya se nos olvidó? A ellos no.
Van contra las libertades individuales. Quieren meter a la cárcel al acusado por cualquier delito, sea culpable o inocente. Al gusto del gobierno.
¿Eso es campaña del terror? No. Estaba en el paquete de reformas constitucionales que la plana mayor del gobierno federal, encabezada por la secretaria de Gobernación, llevó al Senado.
Ahí se solicitaba modificar la ley, a través de un nuevo Código Penal Federal, para encarcelar a quien ofenda a otro con sus escritos y dichos públicos "sean o no verídicos". Es el fin de la libertad de expresión.
¿Lo olvidaron? Ellos no. Simplemente no había condiciones para su aprobación y se regresaron con el mamotreto bajo el brazo.
Quieren quitarle facultades esenciales al Legislativo en materia presupuestal para entregárselos a AMLO, cuyos vastísimos conocimientos de economía son mundialmente elogiados.
Van por la desaparición de los organismos autónomos y el regreso al poder sin contrapesos del presidente.
Adiós al INE y que las elecciones las controle el gobierno.
Para abajo los reguladores en materia económica. Lo ha dicho López Obrador: son burocracia dorada que no tiene razón de existir.
¿Le seguimos? ¿Se acuerdan del "qué hacer con los ricos"?
Muy sencillo: que se larguen del país y dejen sus empresas en manos del Estado.
Al gobierno y su partido les tiene sin cuidado el drama salarial, el hambre y el desempleo que se cierne sobre buena parte de la población. "Eso no nos va a pasar factura en las próximas elecciones", dijo el dirigente de Morena.
Lo que les preocupa es ganar el año que entra para darle carácter irreversible a su triste proyecto de país: empobrecedor y tiránico.
Para ello Morena ya hace alianzas. Hace tranzas con programas sociales y controlará a los que van a implorar ayuda. El presidente ya está en campaña. Será el jefe de la coalición y sus partidos lo plantean bien: "en defensa de AMLO".
Ahí está: "conmigo o contra mí".
¿Y la oposición?
El PAN no quiere apoyar en ningún lado al PRI, y el PRI se resiste a respaldar al PAN donde sea indispensable.
Movimiento Ciudadano deja ver que sólo hará alianzas si le escrituran de antemano la candidatura presidencial para Alfaro en 2024.
Empezamos a ver una tragicomedia acerca del suicidio de una nación.
Sin 2021 no hay 2024. Se acabó. La partida habrá terminado.