Líneas Quadratín
Inseguridad e incertidumbre, responsabilidad presidencial
Pablo Hiriart
El Presidente sabe de control político, y lo ejerce. No sabe de economía, y se nota. La seguridad no le quita el sueño, y también se nota.
Resultado: no hay confianza para invertir ni generar riqueza, empleos, actividad económica.
Abreviemos: no hay confianza en López Obrador.
Lo anterior no le resta popularidad ni capacidad de control político. Va un ejemplo:
Con la desaparición del Seguro Popular y creación del INSABI habrá un reparto de 56 mil millones de pesos a los estados, según acuerdo de coordinación de servicios de salud, del 16 de enero en la cámara de Diputados (El Financiero de ayer, pág. 32)
Para las seis entidades gobernadas por Morena, 18 mil 500 millones de pesos. Y para diez estados con mandatario panista: nueve mil 472 millones de pesos.
A las doce entidades gobernadas por el PRI, sólo un poco arriba de las seis de Morena: 20 mil 014 millones.
Para Tamaulipas (PAN), con tres millones 442 mil habitantes, 759.9 millones de pesos. A Baja California (Morena), con tres millones 316 mil habitantes, 986.5 millones.
A Sonora (PRI), con dos millones 850 mil habitantes, 663.9 millones de pesos. A Tabasco (Morena), con dos millones 395 mil habitantes, mil 611.1 millones de pesos.
¿Se entiende el castigo a los votantes de la oposición y el premio a los del partido del Presidente?
Obviamente los peores resultados en salud estarán en los estados gobernados por priistas y panistas.
¿Tendrá problemas la gente? La culpa será del PRI o del PAN. Eso es control, no jueguitos.
Analistas encuestados por el Banco de México acaban de recortar el pronóstico de crecimiento económico para este año a uno por ciento, frente a 1.1 del mes anterior. ¿Por qué?
Dicen los especialistas encuestados, pertenecientes a 38 grupos bancarios y consultorías, que el mayor obstáculo para el crecimiento de la economía es la inseguridad (21 por ciento), el segundo es la incertidumbre política (19 por ciento), y el tercero la incertidumbre en la economía del país (17 por ciento).
Por ningún lado aparecen factores externos, sino tres obstáculos que se sintetizan en una persona: el Presidente. No le quita el sueño la inseguridad, aplica un férreo control político, y sus decisiones generan incertidumbre económica.
Cómo no va a causar estupor la inseguridad si las matanzas se suceden día con día: ayer leímos de nueve acribillados en una tienda de videojuegos, entre ellos niños de 12 años de edad.
Hoy veremos otras y pasado mañana más porque hay una permisividad insólita hacia grupos delictivos. A la Guardia Nacional la agreden a huevazos porque no la respetan. Otros la balacean.
Niños se entrenan en el manejo de armas para defenderse de otros grupos criminales y el Presidente, en lugar de tomar cartas en el asunto para extirparlo, sostiene que eso es producto de su exitosa política social ya que los narcos no encuentran a jóvenes para contratarlos como sicarios y echan mano de infantes.
Los narcos festejan una boda en la catedral de Culiacán, la acordonan con la complacencia de las autoridades de la ciudad (de Morena, por cierto) para evitar curiosos, y el Presidente dice que no estaba enterado. ¿En qué mundo estamos? ¿Qué tipo de mensaje se manda con esa exhibición de poder, por un lado, y desidia del titular del Ejecutivo, por el otro?
En esa capital estatal los sicarios salieron a echar balazos – octubre- para liberar a un junior del narcotráfico que había sido detenido en un operativo. Murieron varias personas. Al cabo de cinco horas de negociaciones el gobierno federal lo soltó. Y el Presidente dijo que no estaba de ese operativo.
No hubo de parte del gobierno una reacción para retomar el control. Ahí está la boda.
La inseguridad pega a la inversión porque no sabemos en qué manos estamos ni cómo va a evolucionar la criminalidad, la extorsión y el secuestro, que aumentaron el año pasado.
Veamos el Indicador de Confianza Empresarial correspondiente a enero, dado a conocer ayer martes: a la baja. Son siete meses consecutivos que la confianza de los empresarios para invertir cae.
No es momento de invertir en el país, coinciden.
La inversión fija del gobierno en 2019 cayó a su nivel más bajo desde el año 2000. Increíble. Un gobierno de izquierda contrae el gasto público en lo que genera empleos e ingresos a la población.
Pero también hay buenas noticias: gracias al TLC que se aprobó en 1993 con votos de priistas y panistas pese a la férrea oposición de los actuales gobernantes, hay exportaciones que traen recursos mueven un poco la economía.
Y las remesas que envían los paisanos que viven en Estados Unidos –calificadas en su momento por AMLO como una vergüenza- alcanzaron, en 2019, la cifra más alta de la historia: 36 mil 048 millones de dólares.
Bajo cero en economía y reprobados en seguridad. Galopan en control político.