Libros de ayer y hoy
Hernán Cortés y el fraude de Morena
Pablo Hiriart
Si tomáramos algo más en serio lo que está ocurriendo, hoy el Congreso debería estar paralizado en sus labores hasta que se reponga el proceso fraudulento que llevó a Rosario Piedra a la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
De nada sirve pedir “dignidad” donde no la hay: ni en la señora Piedra ni en Morena.
En Morena se han revelado como delincuentes electorales al poner a la favorita del Ejecutivo como titular de la CNDH, a pesar de que obtuvo 76 votos de 114 senadores presentes.
Un fraude a la ley, a la Constitución y a los ciudadanos que creen en la independencia de los organismos autónomos.
Frente las narices de la ciudadanía se robaron la elección, y son pocos los que reaccionan. Si se deja pasar este fraude, nos merecemos todo lo que vendrá después.
El flautista de Palacio entona una canción que acusa a Hernán Cortés de haber cometido un fraude electoral hace 500 años en Veracruz, y todos se ponen a tararear la melodía. Y a discutir. Y a argumentar.
Tenemos un asalto artero a una institución básica de nuestra democracia, como es la CNDH, y a medida que pasan los días nos vamos acostumbrando a que la dirija esta persona que no reunía los requisitos para serlo ni obtuvo los votos para asumir el cargo.
Ya estamos dando por irreversible el golpe y comenzamos a discutir de Hernán Cortés y su fraude hace medio millar de años, según marca la pauta mañanera que sale de Palacio Nacional.
Si se permite este atraco perpetrado por Morena, luego seguirá el INE y después los comicios que haya por delante.
El argumento festivo del senador de Morena, Germán Martínez, consiste en que lo importante fue quitar la CNDH al “grupo UNAM-PRI”.
Ahora, ya lo anunciaron, se quieren apropiar de la presidencia del INE para que “no sea coto de una persona durante nueve años”.
Cuando tiren a Lorenzo Córdova y se queden con el INE, celebrarán porque al fin se democratiza esa “maquinaria de simulación que se robó las elecciones” en 2006 y en 2012 (¿se acuerdan del chivo, los tres patos, cuatro gallinas, un guajolote y ocho pollitos que pusieron en un corral en el Zócalo para demostrar que hubo fraude en 2012?).
Luego van a festejar que se alarga el periodo presidencial porque una consulta popular, avalada por el “nuevo INE”, así lo decidió.
Y veremos, otra vez, a senadores de Morena que con una ancha sonrisa nos enseñan sus dientes luego de haber doblegado con trampas la legalidad democrática que hoy está en peligro si se consuma el fraude en la CNDH.
La ONU emitió ayer un comunicado en el que afirma que la elección de la Ombudsperson de México estuvo marcada por “las dudas de la elegibilidad de la candidata a quien se tomó protesta, y cuestionamientos respecto a si en la votación se alcanzó la mayoría calificada que exige la Constitución”.
Es la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas la que alerta sobre esa elección, pues “para el ejercicio cabal de su mandato la CNDH necesita estar dotada de plena independencia y legitimidad”.
Además del fraude electoral en el Senado, Rosario Piedra no podía lanzar su candidatura ya que la ley exige “no desempeñar ni haber desempeñado cargo de dirección nacional o estatal, en algún partido político, en el año anterior a su designación”.
Piedra era integrante del más alto órgano de dirección política de su partido: consejera nacional. Morena violó la ley, además de cometer fraude.
Y ella mintió al omitir tenía un cargo de dirigencia partidaria. Por mucho menos que eso (una licencia de conducir con dirección distinta al domicilio que declaró ante el juez), Rosario Robles está en la cárcel en espera de un juicio.
Algunos gobernadores, encabezados por el queretano Francisco Domínguez, presidente de la CONAGO, han manifestado que no acatarán recomendaciones de una CNDH en la ilegalidad.
También alcaldes, por conducto de su dirigente nacional, Enrique Vargas, de Huixquilucan, acordaron “no atender ni reconocer las recomendaciones que emita” la CNDH surgida del fraude.
Es potente el reclamo por la fractura de la legalidad en la elección de la presidenta de la Comisión: alcaldes, gobernadores, partidos, la ONU, pero no suficiente.
Basta con que el Ejecutivo obedezca las “recomendaciones” de la “nueva CNDH” para llevar a la cárcel a sus adversarios del presente y del pasado, así como dejar libres de polvo y paja a los violadores de derechos humanos del actual gobierno.
(Por cierto, ya van 30 mil asesinatos en la contabilidad de la actual administración).