Cambio de coordenadas
Viene el golpe al INE
Pablo Hiriart
El siguiente golpe a las instituciones que impiden el absolutismo presidencial en México está anunciado y será contra el INE.
La estrategia para apropiárselo es la misma que han usado al destruir otros órganos que sirven de contrapesos al poder del Ejecutivo: el presidente calumnia a la institución por las mañanas. La prensa al servicio del régimen repite, aumenta, denigra a sus integrantes -en este caso a Lorenzo Córdova- a través de caricaturistas militantes, y editorializa contra esa «burocracia dorada». Por último, Morena da el golpe final en el legislativo.
Quieren controlar el Instituto Nacional Electoral como una medida preventiva ante una posible derrota de Morena dentro de año y medio, en las elecciones intermedias.
Los partidos de oposición y todos los demócratas del país saben que la única forma de impedir que Morena se eternice en el poder, es con la derrota de ese partido a través del sufragio efectivo en 2021.
Eso también lo saben en Morena, donde no son demócratas.
Por ello necesitan a un incondicional en la presidencia del INE: para robarse las elecciones en caso de que sea necesario.
Son capaces de todo y no les basta con destruir la economía, polarizar al país y empeorar la inseguridad al grado de poner en riesgo la soberanía de la nación.
Quieren el poder absoluto y un peldaño en ese objetivo es reventar al INE para tener el control de las elecciones.
El poder total que buscan no es para mejorar las condiciones de los que menos tienen ni para hacer más próspero al país. Basta ver el desastre en salud, pérdida de empleos y caída de la inversión pública para entender que por ahí no caminan.
Es posible que ni ellos sepan adónde van.
Lo suyo no es izquierda ni derecha, sino una amalgama de ambición, apetito de control, compulsión de insensateces y desahogo de resentimientos y rencores que llevan al país a un empobrecimiento en todos los órdenes.
Ya no hablemos del aeropuerto, de la reforma educativa o las asociaciones estratégicas para explorar y extraer petróleo. Todo lo han demolido. Veamos el caso Puebla: el gobierno de Morena destruyó el Museo del Barroco y en su lugar instaló una arena de lucha libre.
Eso los pinta tal cual son. Y son como el personaje de Héctor Suárez que todo lo destruye, nada más por nada más.
Para eternizarse en el poder necesitan el control del INE antes de las elecciones intermedias, en las que pueden perder la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Si pierden, arrebatan. Ya lo hicieron con la Comisión Nacional de Derechos Humanos: se robaron la elección en el Senado.
A otros órganos autónomos los anularon de distinta manera. A la Corte el presidente gobierno mandó ternas de incondicionales, lo que no había sucedido en este siglo.
Y ahora desatan esta campaña contra el INE, con el Presidente de la República como director del coro de la difamación, para apoderarse de las elecciones intermedias.
Que nadie finja ingenuidad: lo que quieren es eternizarse en el poder. Repetir por las malas o extender el mandato presidencial.
Así lo hicieron en Baja California: compraron diputados locales para que modificaran la Constitución del Estado y alargar el periodo del gobernador morenista que fue electo por un año y ocho meses.
Luego, con la mayoría en el Congreso local que ganaron los recientes comicios, hicieron como que se les perdió el decreto con la modificación al periodo de Bonilla para que no se pudiera impugnar ante la Corte.
Ante la presión, lo publicaron en el Diario Oficial, pero no han emitido el bando que lo pone en vigor, necesario para que resuelva la Corte.
Son duros de roer. La Ley Bonilla es para eso: medir la reacción de la sociedad y las instituciones ante el golpe de Estado que perpetran en esa entidad.
No son demócratas y su aspiración es aferrarse al poder aunque por su incompetencia destruyan al país.
El 2021 es clave para el futuro de México. Eso lo saben las fuerzas democráticas, que cuando pierden entregan la banda presidencial.
Y también lo saben en Morena, donde no son demócratas ni quieren entregar la banda si pierden.
Para eso necesitan el control del INE: quitar a Córdova y poner a un incondicional del presidente. Como en la CNDH.