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QUERÉTARO, Qro., 05 de abril de 2020.- «Estamos en la etapa más crítica de la pandemia (de Covid 19), quédense en casa, hay que seguir las recomendaciones que nos dan las autoridades», exhortó el vicario general de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, al oficiar la misa por el Domingo de Ramos.
Pidió los feligreses hablar con familiares y amigos de otras ciudades, de Estados Unidos y cualquier otro país para que no se muevan, que se queden en casa, por el bien de ellos, de las ciudades y de todas las. La salud es responsabilidad de todos, es un tesoro que todos deben de cuidar.
“Hagan de su casa una iglesia doméstica, ahí, celebrando todos los misterios de nuestra fe, es una manera nueva de vivir nuestra fe como católicos y se está viviendo a nivel mundial de esta misma forma, desde el santo padre, hasta todas las iglesias, parroquias, capellanías, etcétera”.
En la ceremonia lamentó las muchas muertes en el mundo producto de la pandemia por Covid 19 y otras enfermedades. Urgió a quienes sufren enfermedad, dolor emocional, o espiritual, a que se acerquen a Jesucristo.
“Experimentamos, a nivel mundial la ‘pasión del mundo. Pasión de Cristo, pasión del mundo’, y que este dolor, todo este sufrimiento, unido al dolor de Cristo, entonces se convierte en un dolor redentor y es la base de una nueva etapa, de una nueva historia que estamos por… vivir.
Quiero alentar a todos, a aquellos que de alguna manera sufren a causa de la pandemia, o de otras enfermedades, a todos aquellos que sufren emocionalmente, a todos quienes llevan un dolor moral en su vida, es el momento de unirnos a la Pasión de Cristo”, destacó.
Apremió a unirse a Él, pues el dolor redentor será parte de una nueva historia que estamos por vivir.
La misa se transmitió a través de redes sociales y, de acuerdo a las recomendaciones de salud, pues físicamente participaron menos de diez personas.
Recordó que el Domingo de Ramos se conmemora el ingreso de Jesús a Jerusalen, entrada humilde, triunfal y pacífica de un rey en su pueblo, acción que fue como un terremoto, que cimbró a la ciudad.
Urgió a vivir lo que resta de la Cuaresma dentro de un ambiente de silencio, oración y ayuno, para preparar el corazón rumbo a la conmemoración de la “Pasión de Cristo”.