Siguen sin entender a Trump
El pañuelo de la economía global
Hace tan solo una semana se presumía que Rusia pudiera atacar a Ucrania lo que finalmente sucedió.
Es increíble que en el nivel de comunicación y desarrollo tecnológico, la humanidad consienta aún que las naciones expresen como lo hace Rusia sus diferencias territoriales o consoliden sus posiciones hegemónicas con otras naciones.
La moneda sigue en el aire y se espera en el momento de escribir estas líneas que los Presidentes de ambos países puedan iniciar rondas de negociación para concluir con la parte armada del conflicto.
Mientras eso sucede, otras consecuencias ya se expresaron y resultan perfectos ejemplos para explicar la trascendencia que tiene en las naciones el proceso económico global.
Aun no se había lanzado una sola bala en la frontera entre ambas naciones y ya el precio del petróleo había descontado que eso sucedería o podría suceder e inició, apoyándose en el frío invernal de la parte norte del planeta, su ascenso en el precio.
Al día en que se escriben estas líneas el precio de los petróleos de referencia (WTI y Brent del Mar del Norte) ya habían experimentado momentos superiores a los 100 dólares por unidad.
Al día siguiente del primer ataque los precios se contrajeron, pero ya en el año cuando no acaba el segundo mes de 2022, siguen tocando la puerta a los 100 dólares barril.
El aumento en lo que se lleva transcurrido del año es de 20 por ciento.
Para no mencionar al precio del gas que es un bien fundamental para Europa y que abastece de manera importante Rusia, por cierto.
En materia de gas, Rusia abastece 25% del gas natural que Europa requiere para su tejido económico y social.
El precio del gas en Europa multiplicó por siete veces su precio en el proceso de un año y es uno de los elementos clave para entender el proceso de inflación que vive gran parte del mundo.
Pero este es tan solo un escenario en el terreno de los energéticos.
La consecuencia económica del conflicto es mucho más amplia.
Hemos dicho que desde antes de que se expresara la forma armada de intentar resolver las diferencias Rusas ya se habían expresado aumentos a muchos precios globales:
Por ejemplo, el saber que era muy probable que Ucrania fuera atacada puso las condiciones necesarias para que el precio del trigo incrementara 29 por ciento y el del maíz 19 por ciento.
Saber que sería probable que la labor de producción pero, sobre todo, la labor de exportación de esos granos se complicara, significó propiciar el aumento en los precios de ambos productos.
Ucrania es el tercer exportador en el mundo en maíz y cuarto exportador de trigo en el escenario global.
Para México vale la pena recordar que llegaron 192 mil toneladas de trigo de Ucrania así como 32 mil toneladas del mismo producto desde Rusia.
¿Llegarán igual este año? Lo más seguro es que quienes las importan de esa región del mundo ahora busquen quiénes pueden suplir el abasto en caso necesario.
El precio será superior a lo que tenían planeado, seguro.
Pero no solo en el terreno de la alimentación México y las naciones que tienen que importar trigo o maíz tuvieron que enfrentar aumentos en los precios internacionales de esos granos.
También en el terreno de los fertilizantes las cosas se movieron porque tanto Rusia como Ucrania son productores relevantes de fertilizantes.
De Ucrania recibimos 81 toneladas de Urea el año pasado y en general de Rusia llega poco menos de 30 por ciento de los fertilizantes que tiene que importar México.
Lo que ahora enfrenta México en el terreno de tener que pagar con más dólares (más caros por cierto por su fortalecimiento ante los escenarios bélicos) los alimentos o productos que requiere para nuestra economía lo enfrentan muchas otras naciones.
La oferta de ambos países en el mundo puede presentar alteraciones importantes por la guerra en esa región de la tierra y eso abre la puerta a especulaciones de que el abasto pudiera ser afectado lo que aumenta los precios.
Un escenario global que lamentablemente convierte en un pañuelo el tejido económico del mundo.