Libros de ayer y hoy
Economía estancada
El dato del IGAE, Indicador Global de Actividad Económica, correspondiente al mes de octubre 2021 denota un retroceso de la economía nacional respecto al mes previo.
Es ahora más probable que el último trimestre de 2021 traiga signos negativos y, con esto, el país ingrese a una recesión técnica de baja profundidad al cierre del año con la también probable contracción económica del primer trimestre de 2022.
La idea de crecer 4.1% el año por iniciar es una broma.
Los seguidores de AMLO suelen tener un problema de miopía y astigmatismo terrible.
No ven los números, no los escuchan, no les creen.
El dato oficial del INEGI no da lugar a dudas. El IGAE, (equivalente al producto interno bruto mensual) acumula en los primeros 10 meses del año siete meses con contracción contra el mes anterior y solo tres avances.
Desde agosto presenta negativos.
En términos comparativos anuales desde marzo de 2019 hasta el mes de febrero de 2021 presentó contracciones, nada más 24 meses con pérdidas.
Las ganancias comenzaron en marzo del año que acaba con un tímido uno por ciento, para continuar con un +21.2 por ciento en abril y en retroceso alto termina octubre con un mediocre +0.3%.
La economía no está bien.
Hay muchas fallas en la conducción económica al grado de que la idea de que el Secretario Ramírez de la O era la solución al estancamiento es ya prácticamente insostenible.
Queda claro que el problema está en otra posición.
Bien arrepentido ha de estar Rogelio de que acabará siendo un protagonista secundario en el declive económico nacional, seguramente lo que menos deseaba.
Puedo decirle a Usted que un año antes que aceptara ser Secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O. consideraba muy posible que las cosas en materia económica ofrecieran malos resultados al final de la gestión del Presidente.
Pensaba quizá que el asunto tendría posibilidades de compostura cuando finalmente dio el sí, aunque por los nombramientos recientes todo indica que el Presidente tampoco escucha o se deja guiar por su titular en Hacienda.
Pero volvamos a los números:
Para todo 2021 se anticipa un crecimiento ligeramente superior al 5 por ciento cuando en el primer trimestre del año se hacían cálculos por encima del 6.5 por ciento incluso. La economía, conforme avanzó el año, se sentó de manera clara.
Un crecimiento incluso de 5.5 por ciento exige que la recuperación de la caída del 2020 (-8.3%) se pueda conseguir hasta 2023 o 2024.
Una recesión en el camino remonta a una recuperación en W que dicta que luego de un rebote de la economía, se presenta una segunda caída con menor profundidad que la anterior luego de la cual se consolida el crecimiento que recupera lo perdido.
Otros aumentan su desconfianza en el trayecto económico de México.
El riesgo país que mide las probabilidades de que una empresa o gobierno local o nacional o empresa pública no pueda cumplir el pago de sus compromisos de deuda adquiridos en la emisión de ella ha incrementado, para el caso de México, 24 por ciento (Isabella Cota, El País) alcanzando el nivel más alto desde 2017 lo que deja al descubierto la falta de confianza que se tiene en la capacidad de cumplir con el pago de la deuda del gobierno federal mexicano.
Las decisiones que toma el Gobierno Federal no siembran la confianza que requieren los inversionistas.
Paralelamente el retiro de inversiones en deuda juega contra los intereses del país, aunque ese fenómeno, que ha sido alto recientemente, no puede o debe de atribuirse como reacción de procesos internos en materia económica, si no también y fundamentalmente a procesos de reacomodo de los portafolios de inversión, derivado de los cambios que exigen modificaciones en las políticas monetarias en todo el mundo.
En el primer semestre 12 mil 744 millones de pesos (mdp) salieron de la deuda de papel gubernamental, más que los 8 mil 540 mdd (millones de dolares) que se registraron en todo el año de 2020.
Lo más probable es que esos capitales busquen el beneficio de la próxima alza en las tasas de interés en economías desarrolladas, pero mientras eso sucede, el daño que involuntariamente hacen al país parece irreversible.
Multiplicar la confianza tanto hacia el inversionista nacional como al extranjero parece inviable esperarlo.
Confianza derivada de congruencia entre lo que se dice y hace y un respeto al marco del derecho acompañado con una seguridad nacional ya no son activos nacionales y no me parece que lleguen a serlo en los siguientes tres años.
Feliz 2022. Ojalá estemos profundamente equivocados.