Libros de ayer y hoy
México pobre, pobre México
Si bien los datos no parecen ser malos, la tendencia de la recuperación económica de México durante el segundo trimestre del año anticipa que la economía del país regresará a su crecimiento inercial y se acomodará en los niveles del 2 por ciento anual si la Secretaría de Hacienda no implementa cambios que modifiquen esa tendencia.
El viernes de la semana anterior el Inegi dio a conocer la primera lectura del PIB, Producto Interno Bruto, equivalente al segundo trimestre del año 2021. El dato se revisa y se ofrece hacia finales del siguiente mes en calidad de definitivo.
En cuanto a la comparación al trimestre previo, el primero del año, el crecimiento es de +1.5%.
En cuanto a igual trimestre del año previo, el avance es de +19.6% y respecto al primer semestre del año 2020, el crecimiento es de 7.4%.
Los datos anticipan que el IGAE del país al mes de junio estaría en terrenos de 11 por ciento reflejando claramente un proceso de desaceleración que motiva a pensar lo que afirmamos en la entrada de esta columna.
Quienes creen que la economía de Estados Unidos pueda ser un tractor enorme que jale a la economía de nuestro país pudieran equivocarse.
El vecino del norte, que ha invertido lo que ningún gobierno en el mundo en toda la historia de la economía mundial para atenuar los daños de la pandemia en el tejido económico, venía creciendo a ritmos superiores al 8%, lo que resulta un nivel altísimo.
No obstante, los datos al segundo trimestre del año ha colocado el crecimiento en terrenos de +6.5% lo que hace evidente que nuestros vecinos se han sentado y la posibilidad de que esa economía jale a su vecino del sur es sensiblemente menor.
En paralelo al dato del PIB al segundo trimestre el Inegi dio a conocer la Encuesta de Ingresos y Gastos de las Familias Mexicanas en el 2020, datos que se comparan con el estudio anterior realizado en el 2018.
Los datos son claros y en algunos rubros muy preocupantes.
El ingreso de las familias se redujo y como principal ingreso familiar, el surgido del trabajo se redujo lo doble que el primero.
Es decir, mientras que el ingreso corriente al trimestre presentó una contracción de -5.8% (hasta 50 mil 309 pesos), el ingreso por el concepto trabajo se redujo -10.7% (hasta 32 mil 106 pesos al trimestre).
Mientras que se contrajo el gasto en educación y esparcimiento -44.8% (por el Covid 19 se cerraron escuelas y centros de esparcimiento) el gasto en salud incrementó +40.5% contra el dato del 2018.
El peso del Covid resulta inconfundible.
Nuevo León, Baja California y CDMX las entidades donde el ingreso familiar es más robusto y Chiapas, Guerrero y Veracruz, las entidades en donde es más bajo en el país.
La distancia entre el ingreso de NL y la CDMX es casi de 11%.
El ingreso entre Nuevo León y Chiapas es superior 150% entre la primera entidad y la segunda.
Y qué decir de la distribución del ingreso
Los datos también dan parte de la distancia que en el país existe en cuanto a distribución del ingreso o de la renta nacional.
Dividida la población en 10 partes iguales, llamados deciles, en el primer decil, es decir, la primera décima parte de la población que menores ingresos obtiene u obtuvo en 2020 gana un total de 3 mil 312 pesos promedio mensuales, mientras que el último decil o el 10 por ciento de la población que más dinero recibió en 2020 ofrece un promedio de ingreso de 163 mil 282 pesos mexicanos en el trimestre.
El primer decil tiene 110 pesos diarios de ingreso, promedio familiar, mientras que el decil con mayores ingresos recibe un total promedio de 54 mil 427 pesos mensuales, o 1,814 pesos diarios.
La diferencia entre los ingresos más extremos es de mil 543 por ciento.
México sigue siendo un país con uno de los extremos en el ingreso de sus habitantes más grandes del mundo.
Las cifras, a reserva de lo que pueda aportar el Coneval, demuestran la factura que tiene que enfrentar el país con motivo tanto de la recesión que inició en 2019 y se profundiza en 2020 y que implicará pagarla tanto en 2021 como en años subsecuentes.
La pobreza en México se ha acentuado.
La pobreza extrema también y el asunto no puede atribuirse solo a la emergencia sanitaria.
Si la SHCP no estructura un cambio de estrategia económica con el propósito de que se generen condiciones necesarias para detonar la inversión hasta ahora muy deprimida, se generen empresas, trabajos formales y una política de distribución de la riqueza sólida, México seguirá ofreciendo datos de distribución de la renta semejantes a los que tienen naciones africanas.
No sé hasta donde esto nos puede dejar satisfechos.