Libros de ayer y hoy
Por: Pablo HIriart
MÉXICO, 13 de febrero del 2017.- Si es verdad lo que dicen los reportes de medios de comunicación estadounidenses, lo que hizo Luis Videgaray es una audacia que jamás canciller extranjero alguno haya logrado hacer en la Casa Blanca.
Dicen que Videgaray pudo ver con anticipación un discurso del Presidente de Estados Unidos, acompañado del yerno de Trump, Jared Kushner, y “quedó horrorizado” por lo que decía.
Le metió mano, cambió párrafos y lo dejó con “una luz más positiva sobre el futuro de la relación México-Estados Unidos”.
Agrega CBS que “luego los dos –canciller y yerno- se dirigieron a la oficina oval para que Kushner pudiera informar a Trump sobre los cambios. Trump, airadamente, levantó las manos, preguntándose por qué debería leer la nueva versión. Con Videgaray de pie, Trump fue finalmente convencido de hacer los cambios”.
Según esta versión, Videgaray le tachoneó el discurso a Trump, le agregó párrafos, luego entró a la histórica oficina oval y convenció –con Kushner- al Presidente de EU de cambiar el tono en la relación con México mediante un texto diferente.
De ser cierto eso, Videgaray merece que le suban el sueldo.
En el supuesto caso de ser verdad la versión de CBS y Washington Post, Videgaray trabajó para México y consiguió doblarle el brazo a Trump, en su propia oficina, pues el Presidente de EU traía un discurso incendiario.
Obviamente en tiempos de guerra diplomática como la que vivimos con Estados Unidos, y de guerra política interna como la que tienen ellos, hay que tomar con pinzas la información.
¿Quién filtra, qué filtra y con qué objetivo?
Dice CBS que cuando le dijeron a Trump que su discurso tenía correcciones, “airadamente levantó las manos”.
¿Quién lo vio? Solo estaban Kushner,Videgaray y Trump. Uno de los tres corrió a CBS y al Washington Post a contarlo.
Tal vez lo grabaron. El video sería mucho más contundente.
En fin, se trataba de dejar a Trump como un pelele del canciller de un país extranjero
Sería el caso de un Presidente de Estados Unidos al que un canciller de un país con el que está en litigio, le cambia su discurso y entra a la sala oval para decirle lo que tiene que decir.
La historia es fantástica para México y para Videgaray, pero todo indica que no es verdad.
No es creíble que el secretario de Relaciones Exteriores de México revise y le cambie a conveniencia de nuestro país un discurso al Presidente de Estados Unidos que nos detesta.
Es gracioso que Trump quede en ridículo ante quienes en su país creyeron esas versiones.
Sin embargo hay que entender que en las guerras políticas, diplomáticas y armadas, la verdad es la primera víctima.
Toda filtración hay que tomarla con pinzas, porque ninguna de las partes dice toda la verdad. Lo que no hay que olvidar nunca es de qué lado estamos y a cual lado pertenecemos.