Indicador Político
LOS CHILAQUILES DE MONREAL
Viernes 5 de abril, 2019.
SIN GAFETE
POR ISABEL ARVIDE
La imagen de Ricardo Monreal desayunando con el Presidente en Palacio Nacional tiene innumerable jiribilla.
De entrada, lo coloca del mismo lado. Es decir, como compañeros, tal vez hasta “cuates” que se reúnen para compartir un plato de chilaquiles. Como pateando un bote, casual, para chismear.
La política tabasqueña, que vivimos, que algunos padecen, no tiene espacio para las casualidades. Por tanto, el subir la fotografía de un evento privado, con un texto sobre el menú, tenía una gran intencionalidad. La primera, obvio, demostrar cercanía en una relación que se ha significado por ser complicada, que consiguió remontar el tema del gobierno de la Ciudad de México.
¿Por qué? ¿Y por qué ahora?
Están muchos temas sobre la mesa, además del plato de chilaquiles y el jugo de toronja, entre ellos la confrontación dentro de MORENA a partir de la elección de candidato a gobernador para Puebla. De la que Ricardo Monreal no puede ser ajeno, por más que insista ante los medios de tomar distancia de Alejandro Rojas Díaz Durán y su afán de “tirar” a Yeidckol Polevnsky.
Como si no fuese suficiente con esta “batalla”, en el Senado se confrontan muchos intereses y se manifiesta, con mayor fuerza, la débil oposición para confrontar, intentar frenar al Presidente. El sainete protagonizado por Batres no es menor, como tampoco la batalla aparentemente ganada por López Obrador sobre la designación de los Comisionados de Regulación de Energía.
¿Quién es Ricardo Monreal en el tablero de López Obrador?
Aparte de alguien con quien comparte los chilaquiles, le es muy necesario. Y pocos protagonistas del poder público le son necesarios al primer mandatario. La relación presidencial con los Senadores es inédita. Compleja como los intereses que representan. En contraposición con un estilo de gobernar que suele tener todos los hilos de todas las realidades.
Monreal es un sobreviviente, un político, como López Obrador, formado en la adversidad, que ha conseguido metas contra las decisiones del poder en turno. Controvertido en tono moderado. Atacado y también defendido a ultranza. Que sigue jugando sus cartas sobre todas las mesas. ¿Quiere injerencia en MORENA? Quiere lo que quiere. Y no es fácil vencerlo.
¿Quiénes son sus enemigos? ¿Contra quiénes está luchando? ¿Quiénes son sus aliados?
No lo sabemos. Sin embargo, es obvio, los que desayunaron chilaquiles lo saben. Se han medido, se han apoyado, se han “amigado”.
¿Qué viene? Se nos olvida que apenas han transcurrido unos meses del sexenio, que todo, bueno y peor, está por venir. Que hemos atestiguado los primeros cambios, los primeros nombramientos, y que, en estos días, complicados, la actuación de Ricardo Monreal ha tenido un valor estratégico inmenso. Valga la referencia a la aprobación de la Guardia Nacional.
¿Esto tiene valor de cambio?
Por lo pronto, este miércoles en el Senado había un aquelarre con firmas supuestamente falsas y “bájele una rayita”, mientras Monreal se seguía relamiendo los bigotes mojados en salsa ¿verde? de los chilaquiles palaciegos…
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