Libros de ayer y hoy
LOS NIÑOS NO VOTAN
Antes de Yuri Gagarin, la perrita Leika se hizo famosa, viral, se diría ahora, cuando fue el primer ser vivo en llegar al espacio en una de las naves Sputnik, colocándose a la cabeza de la carrera espacial.
La efeméride viene a colación porque, contra todo pronóstico, la vacuna rusa contra el coronavirus, llamada pomposamente Sputnik V, en honor a aquella gesta que hoy recordamos, al parecer le viene ganando la batalla a la que intentan producir la Universidad de Oxford y los laboratorios AstraZeneka. Un laboratorio en México se comprometió ya a adquirir 32 millones de dosis, amenazando el jugoso negocio que planeó Slim, favorito del gobierno de la 4T, quien le apostó a la primera.
Pero ese tampoco es el tema al que quiero referirme hoy, pese a que este gobierno (es un decir) ha cifrado prácticamente todas sus esperanzas de recuperación económica en esa vacuna que no acaba de estar lista, y retrasando su producción en masa, como habían anunciado los laboratorios que iban, ¿van?, a producirla y distribuirla. Hay al menos otras dos vacunas que ya se aplican en China y que seguramente lo harán pronto en el resto de Asia, y Trump prometió que a fines de octubre se empezaría a aplicar una propia, de los laboratorios Moderna, en EU.
Todo esto cuando hay ya una nueva alerta epidemiológica en México porque a partir del mes próximo la pandemia va a coincidir con la temporada de influenza estacional, como se le llama a esa otra epidemia con la que nos hemos ido acostumbrando desde que estalló en nuestro país en 2009. Lo que se espera son más defunciones, para ponerlo simple, en momentos que hemos superado ya los 70 mil muertos reconocidos de manera oficial y se rompió la barrera de los 650 mil contagios. Eso sí, como prometió YSQ, se van “primero los pobres”.
De lo que no se habla, y a eso es a lo que quiero referirse, por lo menos en México, es de las otras vacunas que se han agotado y que dejan en la indefensión a por lo menos la mitad de la población infantil. Destaca, desde luego la Triple Viral, o SRP, contra sarampión, rubeola y paperas, que se aplica en nuestro país desde los años 60 y que desde 1991 se producían en México, pero que dejaron de hacerla por ahorros para el Tren Maya. La aplicación de ésta y otras universales lograron erradicar poliomelitis, difteria, tétanos neonatal y controlar los brotes de tos ferina y tuberculosis. Por primera vez desde entonces estas vacunas se encuentran agotadas, y eso que su aplicación este año, como dije más arriba, sólo alcanzó para la mitad de la población infantil. Y otra vez, quienes no alcanzaron fueron los pobres, quienes ahora se van amenazados por el regreso de esas enfermedades.
Al igual que con los medicamentos contra el cáncer, sobre todo infantil, o el Mal de Parkinson, para adultos mayores, el desabasto que sufrimos tiene que ver con dos causas: dejaron de producirse por la austeridad decretada desde Palacio y falló la planeación oficial para importarlos y distribuirlos. Todo ello para evitar la corrupción, dijo YSQ.
Por todo ello se augura en México una tragedia humanitaria de proporciones incalculables. A mí, en lo personal, me queda claro que la vida de los niños no le importa, como tampoco la de las mujeres, ni la de las víctimas de la violencia criminal que nos asuela. Será porque piensa que no le conciernen o es un compló fraguado por los conservadores o, la pregunta pende en el aire: ¿Porque ellos no votan?