Líneas Quadratín
Paola Gámez Pouzou
Profesora de la Escuela de Arquitectura, arte y diseño
“La verdadera pregunta, no es porqué hay tan pocas mujeres en la arquitectura, si no porqué la arquitectura ha sido tan hostil hacia ellas. “ – Despina Stratigakos.
Siendo mujer estudiante de arquitectura en una escuela privada a principios del 2000, puedo decir fríamente que nunca sentí una falta de identidad; mi salón de clases estaba en su mayor parte compuesto por mujeres. Incluso recuerdo que nos mencionaban lo curioso que era esa situación (tantas mujeres), ya que era una profesión casi exclusiva de los hombres.
Y así va una creyendo lo que le dicen y lo que escucha.
Transcurre la carrera, estudié muchas materias y de mis favoritas: historia. Puesto que estábamos en una carrera predominantemente masculina, no indagué por mujeres, pensando no tuvieron un papel preponderante, no construyendo pirámides egipcias, no en Grecia ni tampoco diseñando el Renacimiento; mi mente confirmó que no hubo presencia de mujeres.
Décadas después y al haber descubierto lo anterior es falso; cuestiono y reflexiono la razón de mi experiencia, fue acaso una omisión cuyo error no busqué ni estimé encontrar en mis profesores (o profesoras), ni imputar tampoco en libros, reparando que el desacierto estuvo en la falta de visión crítica y reflectiva en torno al papel de las mujeres en la arquitectura. Hoy es claro que desde los primeros asentamientos humanos y a todo lo largo de la historia, ha habido mujeres involucradas en la arquitectura.
Fabulosamente, esta labor realizada por mujeres de la profesión que por dispares razones algunos relatos arquitectónicos buscaron disimular, están siendo actualmente reivindicadas con la ayuda del pensamiento crítico y escepticismo de otras mujeres que han decidido, desmitificar cuestionando el discurso que la historia nos proveyó, desempolvar memorias camufladas; haciendo investigación sin temor a resignificar para constar la presencia de todas las que estuvieron y estamos. Somos testigos de este momento histórico y a partir de esto puedo inferir que es provechoso disputar las ideas expuestas aunque los cimientos de la historia tiemblen.