Presentan nuevo formato para la Leagues Cup 2025
QUERÉTARO, Qro., 17 de marzo de 2022.- Juan Manuel Rosas y su familia son aficionados al Gallos Blancos de toda la vida, los siguen desde que eran Atléticos Campesinos y los han acompañado por diversos estadios del futbol del país, y hoy enfrentan una pesadilla que les cambió la vida.
Don Manuel narró que comenzó como una pelea entre aficionados del Atlas y Gallos, algo que había visto muchas veces, pero nunca como ahora, pues estaba en la parte familiar del estadio.
“Llegaron a donde estábamos nosotros, a mi hijo me lo patearon, le dieron una patada, le quitaron sus lentes, se quedaron su gorra, se la aventaron. Lo querían golpear, pues yo traté de defenderlo, lo normal; en ese momento me agacho, porque el estaba al lado mío. Entonces trato de defenderlo, en ese momento me inclino yo, y ya iba así inclinado cuando siento el golpe, sentí el golpe me caí hacia el frente, atrás de las butacas, y por cuestión de segundos perdí conocimiento”.
En esta ocasión, Don Manuel, de 69 años terminó en medio de una campal en el estadio corregidora que nunca había visto y que le provoca la pérdida temporal de visión de su ojo izquierdo y que, además, le impide trabajar en su taxi desde el 5 de marzo.
Optimista de que conforme pasen las semanas su salud mejore y que pueda recuperar la vista, mencionó que lo más complicado es no poder ayudar a su familia económicamente.
“Sí, si ha sido muy complicado, porque ya nos cambió a todos la vida por completo, porque ya no puedo trabajar, mis hijos también han estado muy ocupados, mi esposa, la familia; y los amigos que han estado muy al pendiente, con sus oraciones.
Soy taxista”
Pero a pesar de ello, no dejará de asistir al estadio, donde si no se llevan al equipo queretano con la venta obligada, estará cada partido.
Por lo que confía que no se pierda del estado a Gallos Blancos, cuando por la sanción de la que fue objeto, sea vendido.
“Muy mala experiencia son cosas que no deben pasar. Como aficionados se me hacen muy fuertes, verdad. Pero ahora sí como yo les digo: y la verdad por unos cuantos, estamos perdiendo muchísimos buenos aficionados.
-¿Usted volvería al estadio?
Sí, primeramente Dios, si.
-¿Confía que el equipo se quede en Querétaro?
Espero en Dios que sí”.
Su hijo Gustavo, ha tenido que acompañarlo al médico, también fue golpeado por un grupo de aficionados con playeras de atlas, y narra que al principio no pensaron que el golpe a su padre que lo defendió de sujetos, no era tan grave. Incluso, narra que vio a un hombre que resguardaba con su cuerpo a una adulta mayor.
“Me provocaban que me bajara, y mi mamá se me colgó prácticamente de la playera, y me dijo: no hijo, mejor cuídanos, protégenos, una cara de terror que tenía. Ayudo a mi papá a levantarse, y ya estuve con ellos. Ya pasó un muchacho de una playera negra traía un radio, solicité un paramédico pero el paramédico no llegaba por todo lo que estaba sucediendo se hizo cada vez más grande y ya de ahí nos acompañó. Bajamos y por la entrada de Pet Friendly fue en esa reja nos llamaban para que lo atendiera un paramédico, había muchas personas ahí.
Martha, esposa de don Manuel, narra que para ella fue algo aterrador que jóvenes, muchos de ellos menores de edad, golpearan a personas, sin respetar a mujeres, niños y a adultos mayores.
“De repente vienen las imágenes, y siento muy feo, se me sube la presión, me siento angustiada, una cosa horrible.
-¿Alguna vez sintió temor por su vida?
No, en ese momento, porque estaba preocupada por ellos, porque los estaban provocando, pero ya cuando se vino la bolita que corrían de abajo, se subían a las butacas hacia el lado de nosotros yo sí pensaba que nos iban a pegar esos que subían, porque no respetaban a mujeres, a niños, a personas de la tercera edad”.
La familia confía en una recuperación pronta de don Manuel, y buscan recibir ayuda psicológica para hacer frente a lo que vivieron el pasado 5 de marzo.
Estábamos en las tribunas y de repente se empezaron a pelear del lado derecho donde estábamos ubicados, del lado derecho estaba la porra del Atlas, y de ese lado a donde estábamos nosotros se empezaban a pelear los de las porras, pero en una cuestión de segundos rapidísimo ya estaban donde estábamos nosotros, como eran muchos,