Itinerario Político
PEÑAMILLER, Qro., 23 de junio de 2022 (Proceso).–Una cascada de piedras grises rompe la armonía del paisaje idílico de la Sierra Gorda. Mientras el sol se derrama por encima de las nubes y se esparce con beatitud sobre una virgen de Guadalupe pintada en el cerro, las chimeneas de los hornos artesanales de mercurio exhalan un aroma sulfuroso, picante.
Rodeada de un camino sinuoso, la mina Camargo se desgaja en cuatro laderas de donde se extrae, procesa y hornea mercurio de forma artesanal. De la penumbra de la bocamina tres trabajadores empujan un carrito con costales de maíz repletos de piedras negras. Salen de la mina con una máscara de polvo negro, agotados después de estar percutiendo rocas con un martillo puntiagudo.
Santiago, el minero que le da dirección al carrito, lleva siete años explorando el interior de la Sierra Gorda. A pesar de que desconoce que el mercurio es un mineral socorrido por la industria aurífera para amalgamar el oro –que actualmente ronda los 50 mil pesos por onza (2 mil dólares estadunidenses), de lunes a viernes, entre las 7:00 y las 15:00 horas se adentra 300 metros con pico y pala para recolectar la “tierrita”, como le llama al mineral. “Es difícil andar sacando el material”, confiesa con la frente sudorosa y la lámpara de su casco aún encendida.
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